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Escrito por Cherish, 17 años de Charlotte, NC, EE. UU.

Olivia y yo no nos llevábamos bien. Nuestras personalidades chocaban cuando estábamos en la escuela.  Un domingo, Olivia y su familia vinieron a visitarnos a la iglesia. Cuanto más Olivia y yo nos convertíamos en parte de la misma comunidad, más nos encontrábamos formando una amistad.  

Gracias a Jesús, no solo podemos estar conectados con Dios, sino que también tenemos una comunidad con la que crecer a medida que crecemos en nuestra relación con Dios. A ninguno de nosotros nos agradan todas las personas con las que entramos en contacto, pero es importante hacer un esfuerzo adicional por los miembros de tu comunidad. 

La próxima vez que estés pasando dificultades para desarrollar una relación con otro seguidor de Jesús, recuerda que amarlo es una forma de mostrar aprecio y amor por Jesús.