De Regreso Al Primer AmorSample
Regreso
Toda historia tiene sus altas y sus bajas, y nuestro caminar con Cristo no es la excepción. Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos, pero nosotros no. Esta dispareja, pero increíble relación entre el Dios perfecto y sus hijos imperfectos, entre el Dios fiel y sus hijos que fallan, nos lleva por momentos intensos, así como también por momentos en los que sentimos que algo se apagó, que algo cambió y «ya no es lo mismo que antes». Pero si Dios es el mismo siempre, la única variable que queda en la ecuación somos nosotros.
Quizás un día tomaste la decisión de caminar con Cristo y todo fue como una explosión de fe; sentías que nada era imposible, que habías conocido el amor más grande y que con Dios a tu lado la vida sería maravillosa. Pero sin importar cuánto tiempo tengamos de conocerle, un día llega ese momento en el que abandonamos nuestro primer amor. ¡Está escrito! Por algo en Apocalipsis 2:4, en medio de una revelación, Jesús hace esa advertencia a la iglesia de Éfeso, quizás porque todos atravesaremos por esto una o varias veces.
Cuando María, la hermana de Marta, estaba sentada a los pies de Jesús, el Maestro dijo: «una sola cosa es necesaria y María ha escogido la mejor parte». Una sola cosa necesitamos, estar a los pies de Jesús. Él no mira nuestra condición, sino que anhela nuestro corazón. Cuando llegue el día en el que sientas que algo cambió, examina tu corazón, porque hay una maravillosa esperanza. Dios nos llama a volver a él, a hacer cambios asistidos por su gracia, a escuchar la voz del Espíritu Santo que nos llama de nuevo a la llenura y plenitud en Él.
Aun cuando le fallemos, aun cuando le demos la espalda, él nos toma con su mano y nos atrae hacia sí. El «primer amor» está ahí; en todo tiempo podemos recordar ese sentir de los primeros pasos con el Señor y volver a tomar aquello que hemos abandonado para encender ese fuego y caminar con pasión por su Nombre.
About this Plan
¡Es tiempo de volver al primer amor! De la mano de la Ciudad en lo Alto, profundicemos en la Palabra para abrazar la perspectiva correcta y para recordar las promesas de esperanza, así como la bondad de Dios por medio de la obra de Cristo, que pueden encender nuestro corazón en pasión por su gloria una vez más. No todo está perdido, ¡sus misericordias son nuevas cada mañana!
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