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Contacto Visual

DAY 4 OF 7

### Acusador Probablemente escuchaste aquel relato de la Biblia en el que una mujer es arrastrada por una turba enfurecida, acusada de adulterio tras haber sido sorprendida en el acto. La mujer, aterrada y tendida en el piso, esperaba el inminente castigo que, según la ley de Moisés, ameritaba su pecado: morir apedreada. ¿Puedes imaginar cómo se sintió mientras escuchaba todas las acusaciones en su contra, describiendo a detalle su pecado? De una u otra forma, todos cometemos faltas y cuando somos descubiertos, nos sentimos desde incómodos hasta avergonzados, dependiendo de la gravedad de nuestras acciones. Las palabras y miradas de quienes nos juzgan pueden ser igual de duras que la condena. Y, a pesar de saber lo difícil y doloroso que es ser señalado y juzgado, cuántas veces esto no nos impide actuar de la misma manera, sacando a relucir los errores de los demás, jugando el mismo rol de la gente que acusaba a la mujer adúltera. De hecho, llega a ser sorprendente la facilidad con la que nos expresamos, criticando, condenando las acciones, opiniones o decisiones de los demás, sea que los conozcamos o no. Es triste constatar que, ya se sea en una reunión de amigos o detrás de las redes sociales, casi con seguridad, habrá al menos una persona presta a demostrar su desaprobación. Sin embargo, la Biblia es muy clara cuando declara que el acusador por excelencia es Satanás. Y la verdad es que nunca nos parecemos más al enemigo como cuando nos volvemos acusadores. Por ello, es necesario que seamos cuidadosos de no convertirnos en fiscalizadores de los demás, bajo ningún pretexto. No estemos prestos a emitir juicios en contra de otras personas, pues ese no es nuestro rol como hijos de Dios. Por encima de todo, Cristo nos enseñó que amar es lo más importante y que el amor cubre multitud de pecados. Ciertamente no fuimos llamados a señalar todas las faltas de los demás, por tanto, en lugar de estar pendientes de sus errores y equivocaciones, aprendamos a amar, perdonar y ser pacientes unos con otros. Jesús no permitió que procedieran con las acusaciones que pesaban sobre aquella mujer y, de hecho, no salió ninguna acusación de su boca, pese a que lo que decían de ella era verdad. Entonces, ¿qué nos hace pensar que aceptará las nuestras en contra de los demás? Al contrario, Él revelará primero lo que hay en nuestros corazones, como lo hizo con los que iban a apedrearla, dejándonos ver que no somos perfectos, sino que también fallamos y que es sólo por su gracia que somos perdonados. Estamos llamados a reflejar el carácter de Cristo, entonces, cada vez que estés a punto de acusar o juzgar a alguien, recuerda que hay uno que acusa y uno que perdona, y pregúntate ¿a quién me estoy pareciendo? [IMAGE CONTENT]
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