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Día dos: La familia de Dios

La Familia de Dios conecta a todos los creyentes a través de la fe. Eso significa que en tu caminar como cristiano, tendrás hermanos, hermanas, madres, padres espirituales y quizás, incluso, hijos e hijas.

Cada creyente es parte de esta familia de fe, por lo tanto, puede ser considerado tu hermano o hermana. Idealmente, tú y tus hermanos y hermanas podrán recordarse mutuamente y amorosamente la bondad de tu Padre Celestial. 

A medida que avanzas en tu fe, debes encontrar un mentor que pueda ayudarte discipulándote hacia la madurez en Cristo. Él o ella llegará a ser como un padre o una madre para ti en la fe. Podrás depender de ellos durante circunstancias difíciles, aprender de ellos cuando tengas preguntas y profundizar en la obediencia y el asombro hacia Dios gracias a esta persona.

En algún momento, Dios pondrá una carga en tu corazón por un creyente más joven o quizás, alguien que no es creyente en absoluto. El Espíritu Santo estará contigo mientras discipulas o evangelizas a esta persona hacia una relación más profunda con Dios. ¡Alégrate de haber engendrado hijos o hijas en la fe!

¡Dedica algo de tiempo hoy a considerar a los miembros de la familia de Dios que tienes en tu vida! ¿Cómo pueden recordarse mutuamente el amor del Padre hoy?