Equipadas - Ayer y hoySample

Después de que Pedro y Juan curaron a un hombre cojo en el templo, la gente preguntó de dónde venía su poder. Hacía apenas algunas semanas que Jesús había sido juzgado y crucificado, y los acontecimientos de esos pocos días estaban frescos en la mente de todos. Cuando el cojo fue sanado, la gente, sin duda, recordó las formas milagrosas en que Jesús había sanado a muchos cuando estuvo en la tierra. Cuando el hombre cojo puso su fe en Jesús, su fuerza fue restaurada. Cuando la multitud se preguntó de dónde Pedro y Juan habían recibido su fuerza, les recordaron al que fue juzgado y crucificado: Jesucristo. Pedro explicó cómo el trabajo de Jesús, y el trabajo que continuaban haciendo, estaba cumpliendo con las palabras de los profetas del antiguo testamento. Los judíos en el templo rechazaron a Jesús, pero eso no impidió que Sus discípulos compartieran la verdad de quién era Jesús, el Hijo de Dios, el único que puede perdonar los pecados y el único que puede sanar. La fe en Jesús es lo que salva. Siempre ha salvado y siempre salvará. Que nosotras, como Pedro, sigamos proclamando la verdad sin importar la oposición que podamos enfrentar. Padre, gracias por enviar a Tu Hijo a tomar mi lugar en la cruz y pagar por mis pecados. Siempre les has ofrecido a Tus hijos la salvación por medio de la fe; permíteme ser testigo de esta verdad recordándoles a los demás (y a mí misma) que es por medio de la fe, no por las obras, que somos salvas y redimidas. Amén.