Cómo librarme del dominio del pecadoSample

Certeza del perdón de pecados
Tener certeza de la libertad del pecado y el perdón de los pecados, es lo que nos permite a los creyentes vivir libres de culpa y condenación, con temor al castigo o cohibidos de disfrutar la comunión con Dios, pues la conciencia de pecado no atormenta, al entender que la obra perfecta de Cristo y no las nuestras, es lo que garantiza tal deleite.
El nacer de nuevo para perdón de pecados, es el punto en que los perdidos son librados de estar en tinieblas, de no ser el pueblo de Dios y de estar sin misericordia. Ellos pasan a estar en la luz, a ser pueblo de Dios y a ser receptores de misericordia.
En el antiguo pacto el perdón de pecados incluía la remisión de los mismos, que era un envío de lejos que se hacía sobre el carnero de la expiación, llamado Azazel, y también cubría los pecados por el cordero que se sacrificaba sobre el altar, así que los pecados del pueblo ya no eran un obstáculo que los separaba de Dios. Cuando Dios los perdonaba, Él separaba sus pecados tan lejos como está el oriente del occidente.
En el nuevo pacto, Dios ha remitido todos nuestros pecados sobre Cristo y ya no los cubre porque los ha quitado para siempre; no puede verlos, porque todos están bajo la sangre de Jesucristo, quien pagó la pena del pecado en su totalidad cuando Él murió en la cruz, satisfaciendo así las demandas justas y santas de la ley de Dios.
No hay mayor alegría que saber que todos nuestros pecados han sido perdonados y estar de pie justificados ante los ojos de Dios, qué gozo saber que por su perdón y justificación fuimos libres de la paga del pecado, somos libres del poder del pecado y seremos libres de la presencia del pecado cuando nuestro cuerpo corruptible sea glorificado.
Entender y valorar las riquezas contenidas en esta grandiosa oración apostólica, debe convertirse es un fuerte estimulo que nos impulse a orar con mayor intensidad y profundidad, de tal manera que lleve gloria a Dios y deleite a todos sus hijos.
Scripture
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El hijo de Dios necesita conocer la Palabra para entender cómo librarse del dominio del pecado en su vida. Pues al creer, fue sacado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino del amado Hijo de Dios. Sin embargo, este acto de Dios, debe ir acompañado de un proceso que vive cada nacido de nuevo, para que el pecado que antes lo gobernaba ya no lo gobierne más.
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