El Rey ha Venido…y Viene Otra Vez

Por Danny Saavedra

—¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.”—Mateo 2:2 (NVI)

"El que da testimonio de estas cosas dice: «Sí, vengo pronto». Amén. ¡Ven, Señor Jesús! ”—Apocalipsis 22:20 (NVI)

La mañana de Navidad ha llegado. La espera terminó. El Salvador ha venido.

Pero la historia de la Navidad no termina en el pesebre... ¡Empieza ahí!

Mateo 2 nos cuenta cómo los sabios vinieron del Oriente, guiados por una estrella, buscando a un Rey. Ellos habían estudiado las Escrituras y siguieron la luz hasta que los llevó a la Luz del mundo. Cuando por fin lo encontraron, se inclinaron en adoración y ofrecieron sus tesoros que revelaban algo sobre quién era realmente este niño:

Oro para un Rey cuyo reinado nunca terminaría.

Incienso para un Sacerdote cuyas oraciones y presencia nos reconciliaron con Dios.

Mirra para un Salvador que sufriría y moriría para redimir a su pueblo.

Incluso en su nacimiento, la sombra de la cruz se extendía sobre la cuna. Jesús vino no para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. El bebé nacido en Belén un día llevaría una corona de espinas, resucitaría, ascendería al cielo y, en el momento señalado, volvería como Rey de reyes y Señor de señores.

Los sabios preguntaron: “¿Dónde está el que ha nacido Rey de los judíos?” Esa pregunta todavía resuena a través de los siglos. ¿Dónde está el Rey? Por ahora, Él reina en el cielo y gobierna en los corazones de quienes confían en Él. Pero un día pronto, el cielo se abrirá, la trompeta sonará, y el mismo Jesús que dijo en Su juicio: “Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo en las nubes del cielo.” (Marcos 14:62 NVI) volverá en gloria.

Apocalipsis 19:11–13 (NVI) nos da la escena: “Luego vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero. Con justicia dicta sentencia y hace la guerra. Sus ojos resplandecen como llamas de fuego y muchas diademas ciñen su cabeza. Lleva escrito un nombre que nadie conoce sino solo él. Está vestido de un manto teñido en sangre y su nombre es «el Verbo de Dios».

Esta es la gran esperanza de la Navidad: El Rey que vino una vez en humildad vendrá otra vez en majestad. Pero hasta ese día, vivimos en lo que los teólogos llaman el ahora y él todavía no... la tensión entre su primera venida y la segunda.

Apocalipsis 21:5 (NVI) declara: El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!» Ese día llegará, cuando toda lágrima será secada, todo mal será corregido, y cada corazón que le pertenece se alegrará para siempre en su presencia.

Y hasta entonces, vivimos para proclamar al Rey que viene. Filipenses 2:10–11 (NVI) nos dice que un día “toda rodilla se doblará, en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor.” Nuestra misión ahora es invitar a las personas a inclinarse voluntariamente hoy. Nuestro propósito en la vida es reconocer con alegría a Jesús como Señor ahora, para que cuando Él regrese, lo encuentren como Salvador y no como Juez.

Así que, mientras abres regalos hoy y celebras con tus seres queridos, haz una pausa para recordar el mejor regalo de todos: el regalo de Jesús. El Rey ha venido... y Él viene otra vez.

Ponlo en Práctica: ¡Celebra!

¡La celebración es una parte enorme del corazón de Dios! ¡Él nos diseñó para celebrar ocasiones especiales, recordar y reflexionar sobre Su fidelidad, y también disfrutar de sus regalos para nosotros! Cualesquiera que sean tus planes hoy, tómate un tiempo para disfrutar de las personas a tu alrededor, disfruta de buena comida y risas, ¡y disfruta el mejor regalo de todos, Jesús en tu vida!

Para la Familia

Idea Principal: El bebé nacido en Belén un día volverá como Rey

Pregunten Juntos:

1. ¿Qué significa que Jesús viene otra vez?
2. ¿Cómo podemos vivir hoy para mostrar a otros su amor y verdad mientras esperamos?

Oración

Rey Jesús, en este día de Navidad te adoramos... no solo como el bebé en el pesebre, sino como el Rey resucitado que vuelve. Gracias por venir una vez a salvarnos y por prometer volver para restaurar todo. Mientras vivimos entre Tu primera y segunda venida, ayúdanos a caminar con fidelidad, humildad y esperanza. Que nuestras vidas reflejen Tu gloria para que otros puedan rendir sus corazones a Ti ahora con alegría. Ven pronto, Señor Jesús, nuestro Rey, nuestro Sacerdote, nuestro Salvador. Amén.