Noticias extraordinarias entregadas a la gente común

Por Danny Saavedra

"En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar su rebaño. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz y se llenaron de temor.”—Lucas 2:8–9 (NVI)

¿Quién suele recibir primero las noticias importantes? Presidentes. Familias reales. CEOs. Influencers con millones de seguidores. Los ricos, los poderosos, los bien conectados. Ellos son los que reciben primero las alertas de “última hora”.

¿Sabes quién no está en esa lista? Pastores. Eran hombres comunes haciendo un trabajo común... sin educación, sin afeitar y sucios. Irónicamente, los mismos hombres que criaban los corderos para los sacrificios del templo ni siquiera podían entrar al templo ellos mismos. Se les consideraba demasiado sucios, demasiado comunes, demasiado indignos para poner un pie en el lugar de adoración. Pero la noche en que nació Jesús, Dios eligió a ellos para escuchar el anuncio más grande de la historia.

Un momento, la noche estaba tranquila y silenciosa; al siguiente, estaba llena de la gloria de Dios. Un ángel apareció, diciendo: "No tengan miedo. Miren que traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo.” (Lucas 2:10 NVI). Entonces el cielo explotó en luz y sonido... “una multitud de ángeles del cielo”, dice la Escritura, alabando a Dios y cantando: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.” (Lucas 2:14 NVI).

La mayor alabanza del cielo fue anunciada a la gente más humilde de la tierra. Los ejércitos del cielo declararon que la paz había llegado a la tierra, que la salvación había entrado en la historia, que el favor de Dios ahora descansaba sobre la humanidad a través de Su Hijo.

Ese es el corazón del evangelio, ¿verdad? El mensaje de que el Salvador ha venido no es solo para los poderosos, los refinados o los privilegiados. Es para todos los que se humillan y entregan su vida a Él. En Mateo 16:24–25 (NVI), Jesús dijo: “Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.”

Cuando los ángeles desaparecieron, los pastores no dudaron. Dijeron: “Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado” (Lucas 2:15 NVI). Dejaron sus rebaños para encontrar al Cordero que quita el pecado del mundo. Y cuando lo vieron, no pudieron quedarse callados—contaron a todos lo que habían visto y oído.

Los pastores nos recuerdan que a Dios le encanta mostrar su gloria a los dispuestos, no a los “dignos”. Esa misma invitación sigue siendo para nosotros hoy. La gloria de Dios no llegó al palacio de César, sino a un pastizal. No envió ángeles a los sacerdotes, sino a pastores que olían a oveja. El anuncio de paz del cielo nunca fue sobre estatus, sino sobre rendirse.

Así que esta Navidad, aunque te sientas ignorado o invisible, recuerda: El Dios que llenó el cielo de luz esa noche todavía se acerca a los que vigilan y esperan en la oscuridad. El Rey más grande nació en el lugar más humilde para que nadie dude que es bienvenido a sus pies. Su gloria todavía brilla en lugares inesperados. Su buena noticia sigue siendo para todos.

Ponlo en Práctica: Sábado

El sábado se trata de descansar intencionalmente. Dios estableció el sábado después de terminar su obra de la creación, y nos mandó a guardar el sábado como una experiencia especial de descanso en Él. ¡Cada quien descansa de manera diferente! Como sea que se vea para ti, practica el sábado este fin de semana haciendo algo que te dé alegría y honre a Dios.

Para la Familia

Idea Principal: Dios compartió la buena noticia del nacimiento de Jesús con gente común como los pastores para mostrar que Su amor es para todos.

Pregunten Juntos:

1. ¿Por qué crees que Dios eligió primero a los pastores?
2. ¿Qué nos dice eso sobre Su corazón para toda la gente?

Oración
Padre Celestial, gracias porque Tu buena noticia no es solo para los importantes o los que impresionan. Gracias porque viniste por todos los que estén dispuestos y sean humildes para rendirse a Tu Hijo. Gracias por encontrarnos en nuestros momentos comunes y llenarnos de Tu gloria. Ayúdame a escuchar cuando hablas y a compartir lo que has hecho en mi vida con alegría y valentía. Como los pastores, déjame ir y contarle al mundo que la paz ha llegado por medio de Jesús. Amén.