La Palabra que vivifica

La Palabra de Dios es perfecta y transforma el alma (Salmo 19). Qué maravilloso es nuestro Dios que nos ha dejado escrito que en Su Palabra somos vivificadas.

Cuando no conocemos Su Palabra y no nos tomamos el tiempo para estudiarla, nos perdemos de las grandes joyas que están escritas para nuestra edificación y plenitud.

Hoy muchas personas buscan terapias porque viven estresadas o deprimidas; muchas no han tenido la oportunidad de descansar en la presencia de nuestro amado Padre.
Nosotras tenemos esa enorme bendición. Gracias a Dios que alguien nos animó a estudiar y leer Su Palabra, y gracias a Él que hoy podemos conocerle y experimentar Su gracia.

Esta porción del Salmo es una oración desesperada por Dios. El salmista estaba abatido hasta el polvo, derrotado anímica y emocionalmente, pero sabía que la Palabra podía reanimarlo.

Su Palabra nos da promesas, vida abundante en Cristo, salud y dirección. Podemos derramar nuestro corazón delante de Dios, confesando nuestros pecados y pidiendo dirección, seguros de que siempre seremos saciadas. Para ello necesitamos conocer, meditar y entender Su Palabra, para que en toda circunstancia—ansiedad, temores o triunfos—dependamos de Dios y nos mantengamos cerca de Él.

El salmista nos muestra el cambio de actitud que se logra al depender de la Palabra. Al principio abatido, ahora rebosa de esperanza porque Su Palabra nos vivifica y sustenta.

Ensancha mi corazón en Tu amor, oh Dios, y que pueda correr por el camino de Tus mandamientos.

Memoriza: Salmo 119:32