El regreso de Cristo

La lectura de hoy es la Sección 15 del Pacto de Lausana: El regreso de Cristo. Lea la Sección 15 aquí.

Creemos que Jesucristo regresará en forma personal y visible, en poder y gloria, para consumar su salvación y su juicio. Esta promesa de su venida es un aliciente adicional para nuestra evangelización, porque recordamos sus palabras de que el evangelio debe ser predicado primero a todas las naciones. Creemos que el período intermedio entre la ascensión y el regreso de Cristo debe ser llenado con la misión del pueblo de Dios, que no tiene ninguna libertad para detenerse antes del fin. También recordamos su advertencia de que surgirán falsos profetas y falsos cristos como precursores del anticristo final. Por lo tanto, rechazamos como un sueño arrogante y autosuficiente la idea de que las personas alguna vez puedan construir una utopía en la tierra. Nuestra confianza cristiana es que Dios consumará su reino, y esperamos con gran expectativa aquel día, y el nuevo cielo y la nueva tierra, en los cuales morará la justicia y Dios reinará para siempre. Entre tanto, nos consagramos nuevamente al servicio de Cristo y de las personas, en sumisión gozosa a su autoridad sobre la totalidad de nuestras vidas.

El regreso de Jesucristo

Todos los cristianos deben vivir con esperanza y expectativa por el regreso de Jesucristo, confiados en que su venida será:

• personal (Hechos 1:11)
• visible (Apocalipsis 1:7)
• gloriosa (Marcos 13:26)
• final (Juan 5:21-29; Hebreos 9:27-28)

Esta promesa debe impulsarnos a la acción, ya que Jesús dijo que el evangelio debe ser predicado a todas las naciones antes del fin (Mateo 24:14; Marcos 13:10). Hasta su regreso, nuestra misión es clara: «Vayan y hagan discípulos de todas las naciones... y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:19-20; Hechos 1:8-11).

La ​​oposición (falsos Cristos, falsos profetas y el Anticristo) vendrá antes de su regreso (Marcos 13:21-23; 1 Juan 2:18). Aun así, estamos llamados a vivir como testigos fieles, trabajando por el bien en nuestra participación social y política mientras estemos en la tierra. Sin embargo, nuestra esperanza última es el «cielo nuevo y la tierra nueva» que Dios ha prometido, donde él reinará para siempre (Apocalipsis 21:1-5; 2 Pedro 3:13).

Esta esperanza no se limita al futuro. También da sentido al presente. Porque sabemos que Cristo viene, nos entregamos plenamente a su obra, confiados en que nuestro esfuerzo no es en vano (1 Corintios 15:58). Así, con alegría, nos dedicamos nuevamente a servir a Cristo y a los demás, sometiendo cada aspecto de nuestra vida a su autoridad (Mateo 28:18).

Reflexión:

¿De qué manera la realidad del regreso de Cristo lo impulsa a la acción y a la obediencia?

Oración:

Señor Jesús, mantén mi corazón alerta y mis manos preparadas, para que pueda servirte fielmente hasta que vuelvas.

[Este plan devocional ha sido adaptado de The Lausanne Covenant: Complete Text with Study Guide by John Stott (2009, The Lausanne Movement).]