El conflicto espiritual (Segunda parte)

La lectura de hoy es una continuación de la Sección 12 del Pacto de Lausana: El conflicto espiritual. Lea la Sección 12 completa aquí.

Reconocemos que nosotros mismos no estamos inmunes a la mundanalidad en el pensamiento y en la acción, es decir, de ceder al secularismo. Por ejemplo, aunque los estudios meticulosos del crecimiento de la iglesia, tanto numérico como espiritual, son adecuados y valiosos, a veces los hemos ignorado. En otras ocasiones, por nuestro deseo de asegurar una respuesta al evangelio, hemos comprometido nuestro mensaje, hemos manipulado a nuestros oyentes por medio de técnicas agresivas y nos hemos preocupado excesivamente por las estadísticas, o incluso hemos sido deshonestos con el uso que hemos hecho de ellas. Todo esto es mundanal. La iglesia debe estar en el mundo; el mundo no debe estar en la iglesia.

Seguimos considerando las tácticas del enemigo para socavar la misión de la iglesia de llevar el verdadero evangelio a todo el mundo. Su segunda táctica es la mundanalidad.

2. Mundanalidad

El diablo usa armas tanto morales como intelectuales. Si no puede engañar a la iglesia mediante el error (falsas enseñanzas), buscará corromperla mediante el pecado y la mundanalidad. Necesitamos la gracia de Dios para permanecer fieles al evangelio bíblico, pues ninguno de nosotros es inmune a la influencia de Satanás.

En las Escrituras, «el mundo» se refiere a la sociedad secular, sin Cristo, y «mundanidad» es cualquier rendición a sus valores e ideologías. Esto puede adoptar muchas formas, a veces sutiles y de apariencia respetable. Por ejemplo, mostrar indiferencia ante el crecimiento de nuestra iglesia refleja una mentalidad mundana. Pero también puede serlo el extremo opuesto: obsesionarse con las cifras como medida de éxito.

En nuestro afán por ver resultados, podemos sentirnos tentados a adoptar métodos que comprometen la integridad —métodos que Pablo podría haber llamado «maneras vergonzosas y deshonestas» (2 Corintios 4:2)— para hacer que el evangelio parezca más atractivo. Algunos incluso han exagerado o falsificado informes para atraer fondos. Dondequiera que ocurran tales prácticas, es señal de que el diablo ha implantado una perspectiva mundana en la Iglesia.

Jesús no oró para que sus seguidores fueran quitados del mundo, sino para que fueran guardados del maligno (Juan 17:15). La iglesia debe estar presente y activa en el mundo, pero los valores del mundo nunca deben moldear el mensaje ni los métodos de la iglesia.

Reflexión:

¿Es consciente de que los valores del mundo influyen en su vida?

Oración:

Señor, protege mi corazón y tu iglesia de la mundanalidad, y mantén pura nuestra misión para tu gloria.