30 Días en Los SalmosMuestra

Día 26: Salmo 113
El Salmo 113 es pura alabanza, una oración que exalta al Señor sin hacer petición alguna. Tal vez es un recordatorio de que hay momentos cuando somos llamados a dejar a un lado el “yo” y el “nosotros” en nuestras oraciones, para concentrarnos exclusivamente en regocijarnos en quién Dios es. Esta sesión de alabanza es comunitaria, en vez de ser individual; invita a “los siervos del Señor” a levantar juntos la canción (v. 1).
Alabar y bendecir al Señor es una actividad incesante. Es una actividad eterna—desde ahora y para siempre (v. 2). Es una tarea para todo el día—“desde la salida del sol hasta su ocaso” (v. 3). La razón central que subyace y motiva esta alabanza incesante es la realidad de la grandeza incomparable de Dios: “El Señor domina sobre todas las naciones; su gloria está sobre los cielos.” (v. 4, NTV).
Inmediatamente, el poeta toma esta declaración del versículo cuatro y la convierte en una pregunta retórica: “¿Quién puede compararse con el Señor nuestro Dios, quien está entronizado en las alturas? Él se inclina para mirar el cielo y la tierra” (vv. 5–6). Esta pregunta anticipa la misma respuesta que se da a lo largo del Antiguo Testamento: “¡Nadie! ¡No hay nada ni nadie como el Señor!” Podemos imaginar al director de alabanza cantando la pregunta y la congregación respondiendo con un “nadie” contundente.
Tal vez el elemento más interesante de este salmo es lo que sucede después de esta pregunta, cuando el salmista resalta un aspecto en particular de la identidad de Dios que ha provocado esta oración de alabanza. ¿Cuál es la razón para exaltar la incomparable identidad de Dios, la cosa que lo distingue de todos los demás dioses? No es su poder, su soberanía o su rol como Creador (cosas que repetidamente se elevan en los salmos como razones para alabar a Dios). No, aquí en el Salmo 113, la grandeza incomparable del Señor se ve en su bondad y generosidad extraordinaria para con los más vulnerables—los pobres, los necesitados, la mujer estéril. Su compasión poderosa hacia ellos resulta en cambios radicales de sus circunstancias—los pobres son levantados del polvo, los necesitados son alzados de la basura y sentados al lado de los “príncipes” del pueblo de Dios y la mujer estéril recibe el gozo de ser madre (vv. 7–9). La grandeza incomparable de Dios es inseparable de su bondad extraordinaria.
Hoy es un buen día para unir tu voz con una comunidad de creyentes, sin agenda alguna excepto alabar al Señor juntos por su bondad increíble y su grandeza incomparable.
Escrituras
Acerca de este Plan

La mayoría de las Escrituras son la palabra de Dios dada a los seres humanos, pero el Libro de los Salmos registra palabras humanas dirigidas a Dios. Estas oraciones y canciones muestran a personas de fe decididas a mantenerse conectadas a Dios sin importar sus circunstancias. La confesión, el lamento, el ruego, la acción de gracias, la alabanza—todos los elementos de nuestra relación con Dios están presentes. Los 150 salmos se dividen en cinco “libros”; durante estos 30 días, vamos a contemplar y orar seis salmos de cada libro. Todos dirigirán nuestra mirada al Dios que nos ama.
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Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: onemissionsociety.org