Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimenMuestra

¡Nunca me canso de esta historia! Después de años de preocuparse por su futuro, Dios tenía enormes bendiciones preparadas para José. Pasó de una celda en la cárcel a aventuras viajando por todo Egipto, viendo el cumplimiento de los sueños del Faraón ante sus ojos. Esos siete años produjeron tanto que finalmente dejó de llevar registros porque no se podía contar tanta abundancia. Además, se casó y formó su propia familia. Él estaba viviendo su mejor momento, y en esta etapa, tenemos una postal del cielo con “ajustes de costura” maravillosos. Cuando aplicamos estos ajustes en nuestra vida, son poderosos catalizadores para la transformación:

• Olvidar
• Fructificar
• Perdonar

Olvidar

Aunque es posible sufrir pérdida de memoria después de un evento traumático, ya sea físico o psicológico, cuando José nombra a su primer hijo el equivalente de "Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas y de mi casa paterna", no está hablando de pérdida de memoria y no poder recordar lo que sucedió. A lo que José se refiere en el nombre de su hijo Manasés no es a este tipo de pérdida de memoria. Habla de la capacidad de "olvidar la aflicción" como un giro en la historia donde la aflicción ya no duele como si acabara de suceder o te estuviera sucediendo.

Recuerdo que hubo un momento específico en el que dejé de hablar de mi situación como un problema actual y en curso. En cambio, comencé a hablar de lo que había pasado. No hay una fórmula para este proceso, sucede en diferentes momentos para cada uno de nosotros. Para algunos, toma días o meses, mientras que en otros casos puede tomar años pasar de "lo que está sucediendo" a "lo que sucedió".

El viaje de José a través de la cisterna, el desierto, el mientras tanto, lo inesperado, y los altibajos, ejemplifica que confiar en Dios a través de cada temporada resulta en la capacidad de algún día pasar la página y olvidar toda la aflicción y el sufrimiento.

La certeza de en quién está tu esperanza te prepara para abrazar las bendiciones del nuevo capítulo. Jesús es la fuente inmutable de amor que elimina el quebrantamiento y nos restaura a un lugar de sanidad y contentamiento. Él disipa nuestro dolor y nos da alegría en medio del quebranto.

¿Necesitas que el Señor intervenga en esta área? Tal vez has construido una casa cómoda para los recuerdos dolorosos que visitas con frecuencia. Seguimos hablando de un evento que sucedió hace años, reviviéndolo como si hubiera sucedido el día anterior. Nuestra ira aumenta y la amargura encuentra un lugar para sembrar sus raíces. En lugar de darle nuestras piezas rotas a Dios, esencialmente seguimos tocando la llaga, en lugar de permitir que la herida sane.

Como cristianos, se nos ha dado poder y herramientas para lidiar con estos problemas. El Espíritu Santo que vive en nosotros nos capacita para vencer, pero solo si le damos espacio para trabajar al someter todo lo que somos (incluso nuestro dolor) bajo Su autoridad. Cuando nos rendimos encontramos libertad y esperanza que nos liberan.

La renovación

¿Cómo se ve esto en términos prácticos? Aprender a soltar el pasado y dejar de recordar los eventos es una de las cosas más difíciles de hacer, especialmente cuando todo en tu nueva normalidad te recuerda que mucho de lo que vives es un subproducto del desgarre.

Para mí, significa tornar mi mirada a Dios diariamente. Cada hora. Cada segundo. Si mantengo mi enfoque en la situación, me deslizo en un espiral desesperante. Cuando pongo mi enfoque en Jesús, en Sus promesas y cómo se sometió a sufrimiento por amor a mí, puedo atravesar el día. Y poco a poco el sufrimiento va quedando en el pasado.

En su segunda carta a los creyentes en Corinto, Pablo escribió que "Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que obedezca a Cristo." (2 Corintios 10:4-5, NVI).

Cuando nuestros pensamientos quieren arrastrarnos a lugares oscuros, necesitamos derribarlos y llevarlos cautivos con la verdad de la Palabra de Dios. Cuantas veces sea necesario. Derrotamos el poder de las mentiras y la tristeza de forma permanente con la verdad. Nada en este mundo se compara con el poder de la Palabra de Dios. Es viva, activa y tiene el poder de convertir un valle de huesos en un ejército viviente. Nuestros pensamientos dañinos no pueden permanecer en control cuando los llevamos cautivos a la obediencia en Cristo.

Debemos entrenarnos para hablar con confianza sobre las tormentas mentales que nos amenazan y asustan, literalmente ordenando a nuestros pensamientos que se calmen en el nombre de Jesús. Llevamos cautivo cada pensamiento y lo hacemos obediente a Cristo.

Deseo una fe audaz y revolucionaria como la de Josué para ordenar a mis pensamientos que se sometan por el poder de Cristo. No siempre lo haré bien, ni siquiera los discípulos lo hicieron perfectamente. Pero persisto, declarando la Palabra sobre la gran mezcla de pensamientos que son parte de la condición humana. El Espíritu Santo mora en nosotros, el poder que resucitó a Cristo de entre los muertos también mora en nosotros (Efesios 1:19). Por lo tanto, le hablamos a nuestros pensamientos en el nombre de Jesucristo hasta que las olas y el viento en nuestras mentes estén completamente en calma.

Otra herramienta que Dios nos da para olvidar es recordar. ¿Qué? ¿No es eso una declaración contradictoria? Me alegro de que lo preguntes. Lo retomaremos mañana.