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Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimenMuestra

Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen

DÍA 19 DE 30

Hasta este punto de la historia de José, han pasado 11 años desde que fue vendido por sus hermanos (pero tres capítulos para nosotros). No sabemos cómo se dividieron esos años entre esclavo y prisionero, pero cuando la historia se retoma, él está ocupado con sus tareas administrativas habituales cuando dos de los oficiales del Faraón son llevados a la prisión y se le asignan. El jefe de los coperos y el jefe de los panaderos del rey lo habían ofendido y fueron enviados a la cárcel temporalmente.

Esta parte de la historia me asombra. Aunque José fue favorecido y bendecido por Dios como esclavo y prisionero, no tenía idea de lo que Dios había estado haciendo todo este tiempo. No tenemos ningún registro de que un ángel o mensajero haya sido enviado para animar a José. Él no recibió una palabra profética en una reunión de oración en la iglesia, ni leyó un libro motivacional, ni escuchó podcasts. Desconocía que su interacción con esos dos hombres sería fundamental para su vida en unos años.

¿Por qué Dios tarda tanto en mover las piezas al lugar adecuado? El tiempo es engañoso: para nosotros, es una eternidad; para Él, es un parpadeo. Además, aunque Él ve el tiempo de manera diferente a nosotros (2 Pedro 3), opera dentro de las limitaciones del tiempo humano. Cuando estamos esperando una respuesta, podemos olvidar que nuestras historias no son las únicas que mantienen ocupado al cielo.

Había un viejo comercial que no me gustaba. Presentaba a un abogado que hablaba con personas con alguna situación financiera a través de su televisor, informándoles sobre el dinero en efectivo que merecían y cómo obtenerlo. Eso llenaba de determinación al cliente quien reclamaba gritando: "¡Es mi dinero, y lo necesito ahora!". Luego, otras personas se asomaban por las ventanas como topos en el campo gritando a toda voz: "¡Es mi dinero, y lo necesito ahora!". Era terrible.

A veces tenemos esa misma actitud con Dios. Queremos gritar por una ventana: "¡Es mi necesidad, y quiero que se satisfaga ahora!". Podemos ceder a la mentalidad engañosa de que Dios no está escuchando nuestras oraciones simplemente porque la respuesta no llega de inmediato. Seguramente, José tuvo días en los que quiso asomar su cabeza por las rejas de la prisión y gritar a todo pulmón: "¡Es mi vida, y la quiero de vuelta ahora!", pero pronto se daría cuenta de que incluso los días monótonos pueden ser parte de un propósito grandioso.

El don 2.0

De repente, un elemento crítico reaparece en la historia: los sueños y su interpretación. El copero y el panadero tuvieron sueños desconcertantes en la misma noche. Cuando José les preguntó por qué estaban tristes, le dijeron que habían tenido sueños, pero no había nadie para interpretarlos.

El corazón de José latió más rápido mientras sentimientos familiares inundaban su alma. La última vez que interpretó un sueño no terminó bien. Había pasado muchas noches lamentando haber compartido sus sueños con su familia y haciendo promesas mentales de no volver a dejar que sus sueños lo arrastraran impetuosamente. Pero eso fue antes de que tuviera una capacidad aumentada para entender y usar su don:

"¿Acaso no es Dios quien da la interpretación? —preguntó José—. ¿Por qué no me cuentan lo que soñaron?" (Génesis 40:8 NVI).

José había desarrollado humildad y sabiduría: los dones que Dios nos da son Suyos y no deben usarse para nuestro beneficio ni para nuestra gloria. El miedo y los traumas pasados podrían haberlo mantenido callado y reacio a ayudar a los hombres. Pero este era su don ineludible y que no podía ser silenciado... versión 2.0.

Ahora, si el panadero o el copero hubieran compartido sus sueños conmigo, los habría descartado como sueños locos y sin sentido. Sin embargo, Dios le dio a José este don como una parte fundamental de la preparación y el entrenamiento para su destino.

José tenía total confianza de que había interpretado los sueños correctamente. No tenía ninguna duda sobre lo que sucedería tres días después, por lo que no le pidió ningún favor al panadero, ya que el pobre hombre era un muerto andante. ¡Finalmente, después de todos esos años, encontró una manera de enviar un mensaje a la persona más poderosa de Egipto! Ciertamente, el Faraón escuchará mi historia y me sacará de este calabozo.

Los esfuerzos voluntarios

Aquí es donde entran en juego nuestros esfuerzos premeditados para ayudar a Dios a que las cosas avancen. He hecho esto tantas veces que ya da vergüenza. Tiramos de cualquier hilo suelto que encontramos, intentando coordinar nuestros avances a través de nuestros esfuerzos, contactos y conexiones. No estoy diciendo que trabajar duro y hacer contactos esté mal. Me refiero a momentos específicos en los que, en un deseo cegador de salir de nuestro mientras tanto, olvidamos que podemos confiar completamente en Dios para abrir o cerrar puertas cuando sea el momento adecuado y nos ofrecemos a darle la ayuda extra para forzar las puertas a abrirse.

Cualquier cosa que parezca una oportunidad hace que la mente se acelere a un millón de millas por hora. En solo cuestión de minutos, desarrollamos un plan elaborado con todo hasta el discurso de aceptación que daremos en los Oscar. ¿Podría ser esta la oportunidad que he estado esperando? ¿Es este finalmente el gran momento de descifrar mi destino?

Si alguna vez hubo un momento para que José estuviera desvelado, era este. Las conversaciones imaginarias que tenía con el Faraón lo mantenían despierto, ansioso por aprovechar la oportunidad que Dios le había proporcionado. Tenía que ser Dios, ¿verdad? Absolutamente. Era Dios, pero no era el momento de Dios... todavía. Era un movimiento en el tablero de ajedrez, pero no era el momento del jaque mate.

Efectivamente, el copero recuperó su posición y el panadero fue asesinado. Pero para José, esos tres días se convirtieron en una semana ordinaria... tres meses... un año... sus esperanzas de salir de la cárcel se apagaban con cada día que pasaba. El copero simplemente lo olvidó. No solo ha sido desgarrado, ha sido olvidado otra vez. De vuelta al pozo de la desesperación, literalmente.

Es una sensación terrible ser olvidado, pero es muy probable que ocurra en el mientras tanto. Sin embargo, esto no significa que Dios esté siendo cruel contigo o que no tenga propósitos y planes, solo significa que no es el momento adecuado y, en algunos casos, tal vez tampoco sea Su plan.

Dios sí sacaría a José del calabozo, pero no sería a través de los esfuerzos de José. José necesitaba entender que el Faraón no estaba a cargo de su vida ni de sacarlo de la cárcel. Él estaba exactamente donde necesitaba estar, aunque no pudiera verlo. El Dios a quien servía era más grande y más poderoso que cualquier rey, y sería a través de Su planificación y en Su tiempo que José saldría. En el plan de Dios, ese momento sería mucho más impactante que si el olvidadizo copero hubiera dicho una palabra a favor de José.

Los dones particulares que Dios nos da son parte integral de los planes que Él tiene con y para nosotros. No son talentos al azar, son parte del plan. Tus talentos son parte del plan.

En el mientras tanto, nuestra fe madura en una fe que no sigue a Dios solo cuando es conveniente ("¡Es mi dinero y lo necesito ahora!"), sino una que continúa buscándolo cuando todo lo que alguna vez soñaste y esperaste ha desaparecido.

Algunas personas miden la espiritualidad por la forma en que hablamos, si hay unción. Pero en mis casi 40 años de seguir a Cristo, he llegado a comprender que la madurez espiritual se muestra en nuestras acciones y en la capacidad de alabar y amar a Dios a través de las desilusiones, las pérdidas, los desgarres y la soledad de ser olvidado.

No estamos exentos de dudas o días agotadores. Al aprender a distinguir la voz de Dios, cometeremos errores, malinterpretaremos sueños y cosas que pensamos que Dios nos estaba diciendo que hiciéramos; todo es parte de esta aventura llamada vida.

Nuestra vida en la tierra no es más que un parpadeo en la eternidad. Debemos aprender a confiar en Su soberanía por encima de nuestra necesidad de tener una explicación para todo.

Puedes ser bendecido en la tierra de tu sufrimiento. No te rindas, no pierdas la esperanza. Servir al Dios del sueño es más importante que perseguir el sueño.

Otros podrían olvidarte, pero Dios no te ha olvidado. Este devocional podría ser una de las formas en que te recuerda Su cercanía. Él siempre está trabajando a nuestro favor, incluso cuando no lo vemos. Es un sastre ocupado en su trabajo, y cuando menos lo esperes, revelará algo hermoso.

Para meditar:

  • ¿Te identificas con el hecho de ser olvidado? ¿Cómo ha impactado eso tu fe y tu actitud hacia Dios y los demás?
  • ¿Cuáles son tus dones y talentos? Mirando hacia atrás en tu vida, ¿los has visto cambiar y mejorar a una versión 2.0 o más?
  • ¿Se han vuelto tus sueños más importantes que el Dios del sueño?
  • ¿Cuáles son algunas señales de que Dios está cerca de ti a pesar de sentirte olvidado?

Escrituras

Acerca de este Plan

Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen

Usando la historia de José como base, Rasgado aborda la lucha por reconciliar el amor de Dios con el dolor. Si nos ama, ¿por qué permite que otros nos lastimen? Este plan nos enseña cómo volver a tener esperanza e intimidad con Dios a pesar del sufrimiento, cómo confiar en Sus planes y poder para redimir nuestras historias, tener éxito en la tierra de nuestro aflicción y olvidar, fructificar y perdonar. Es una adaptación del libro en inglés "Rasgado: Confiar en Dios cuando permite que otros te lastimen" de Karenlie Riddering.

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Nos gustaría agradecer a Apertura812 por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: karenlie.wixsite.com/apertura