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La Palabra, Vida a Tu Vida

DÍA 19 DE 30

"La Justicia de Dios: Entre la Gracia y la Retribución"

Todos pedimos justicia cuando atravesamos momentos difíciles, especialmente cuando sentimos que se nos ha hecho daño o hemos sido víctimas de una injusticia. En esas situaciones, clamamos con fuerza para que se haga justicia, esperando que se repare lo perdido o se castigue al culpable.

También alzamos la voz cuando vemos a otros sufrir por las decisiones o acciones de personas que, lejos de proteger, destruyen. Nos duele ver cómo el mundo se corrompe por líderes injustos, por la maldad en aumento o por sistemas que fallan, y entonces pedimos justicia con todo el corazón.

Cuando alguien comete una falta, muchas veces esperamos que le alcance todo el peso de la ley. Pedimos a ese Dios justo que haga caer sobre esa persona la retribución por su pecado. Sin embargo, olvidamos que la justicia de Dios es diferente a la humana. Él no actúa desde la ira o la venganza, sino desde un amor que busca redención antes que condena.

La Biblia nos muestra que la justicia de Dios se mueve en equilibrio perfecto con su misericordia. Él no desea la destrucción del impío, sino que proceda al arrepentimiento y viva (Ezequiel 18:23). Su deseo es salvar, no condenar. Pero cuando el hombre persiste en su maldad, la justicia divina se manifiesta con firmeza: “Al malo lo atrapará su propia maldad” (Proverbios 5:22 RVR1960) y “El que siembra para su carne, de la carne segará corrupción” (Gálatas 6:8 RVR1960).

Dios es justo, y su justicia es incorruptible. Cada uno cosechará lo que haya sembrado, no porque Dios lo desee así en un sentido vengativo, sino porque su justicia establece consecuencias claras por nuestras acciones. Aun así, en su infinita gracia, muchas veces nos alcanza el perdón antes que el castigo. Pero hay momentos en que también debemos enfrentar las consecuencias de nuestras malas decisiones, y en eso también se manifiesta su fidelidad y enseñanza.

La Palabra de Dios nos instruye en cómo orar por justicia, cómo clamar cuando necesitamos que el bien prevalezca y cómo discernir cuándo apelar a la gracia y cuándo a la retribución divina. Dios ha sido justo desde la creación del mundo y lo será hasta el final. Un día, juzgará a cada uno según sus obras (Apocalipsis 20:12), y en ese juicio no habrá errores ni injusticias, solo verdad y rectitud.

La Biblia nos recuerda:

  • “Porque Jehová es justo, y ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro" (Salmo 11:7 RVR60).
  • “No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra"(Gálatas 6:7 NVI).
  • “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia" (Proverbios 28:13 RVR1960).

Reflexiona:

  1. ¿Estoy pidiendo justicia desde un corazón lleno de amor o desde el deseo de venganza?
  2. ¿Cómo reacciono cuando la justicia de Dios actúa diferente a como yo esperaba?
  3. ¿Estoy sembrando hoy lo que deseo cosechar mañana?

Oración:

Señor justo y misericordioso, gracias porque tu justicia no se basa en emociones humanas, sino en tu perfecta voluntad. Enséñame a confiar en tus tiempos, en tu juicio y en tu misericordia. Ayúdame a sembrar lo correcto, a actuar con integridad y a perdonar cuando sea difícil. Dame sabiduría para clamar por tu justicia sin dejar de reflejar tu gracia. Amén.

Acerca de este Plan

La Palabra, Vida a Tu Vida

Hoy, el ser humano busca desesperadamente aquello que pueda cambiar su vida, algo que traiga una transformación completa y le llene de paz en medio del caos que vivimos. El propósito de este devocional es ayudarte a comprender que en la Palabra de Dios puedes encontrar vida, y vida en abundancia. En ella se encuentra la respuesta que necesitas y la plenitud que anhela tu alma.

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Nos gustaría agradecer a Enkayros por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.enkayros.com