“Identidad Inquebrantable: Eres Quien Dios Dice que Eres”

Una de las cosas que más se ha visto amenazada con el paso del tiempo y la proliferación de nuevas ideologías es la identidad. Hoy todo parece ser válido: “Sé quien tú quieras ser”, “decide tu verdad”, “vive como te plazca”. Estas frases, aunque disfrazadas de empoderamiento, son una invitación sutil a desvincularse del diseño divino. Se promueve una libertad que, lejos de liberar, esclaviza al alma en la confusión, la frustración y el vacío existencial.

Pero nuestra identidad no es algo que inventamos, sino algo que recibimos. Dios la estableció desde el principio de la creación: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27 RVR1960). No somos un experimento ni un accidente. Somos obra maestra del Creador, diseñados con intención, propósito y valor eterno.

Por más que el mundo intente redefinir lo que Dios ya estableció, no puede cambiar la verdad. Y es que el hombre, en su afán por libertad, termina cayendo en los excesos que lo alejan del marco de bendición y protección que Dios diseñó. “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12 RVR1960).

En la Biblia encontramos la definición más certera de quiénes somos:

• Hijos de Dios (Juan 1:12)
• Herederos con Cristo (Romanos 8:17)
• Real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios (1 Pedro 2:9)

No eres lo que sientes. No eres lo que otros opinan. Eres quien Dios dice que eres. Fuiste creado(a) con propósito, plantado(a) en un lugar específico, en un tiempo determinado, para cumplir un llamado eterno.

La confusión de identidad no viene de Dios, sino del enemigo, que usa ideologías sutiles pero destructivas para distorsionar nuestra autoimagen. Pero su Palabra lo deja claro: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:14 RVR1960).

No necesitas redefinirte. Solo necesitas redescubrirte en Aquel que te formó.

Reflexiona:

1. ¿En qué áreas de tu vida has dejado que el mundo de la definición de quién eres?
2. ¿Qué mentiras has creído sobre tu identidad que contradicen la Palabra de Dios?
3. ¿Estás dispuesto(a) a soltar lo que crees de ti para abrazar lo que Dios ha dicho?

Oración:

Señor, gracias porque en Ti encuentro mi verdadera identidad. Ayúdame a cerrar mis oídos a las voces del mundo y abrir mi corazón a Tu verdad. Que cada día me recuerdes que fui creado(a) con propósito y amor, y que en Tu diseño hay plenitud. Afirma mi corazón en lo que Tú dices de mí, y dame la valentía de vivir conforme a Tu llamado. Amén.