"Guiados por Su Palabra hacia la Plenitud"

Dios, en su infinita misericordia y en su profundo deseo de que no vivamos de espaldas a Su voluntad para nuestras vidas, no solo nos dejó al Espíritu Santo como guía constante, sino que también nos entregó Su Palabra. En ella encontramos todo lo que necesitamos saber acerca de lo que Dios quiere para nosotros y de nosotros.

No son simples líneas escritas por hombres comunes; son palabras de vida, inspiradas por el Espíritu Santo, escritas por siervos que fueron movidos por Dios para dejarnos el testimonio de Su corazón. Como declara (2 Timoteo 3:16-17 NVI):

“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra".

Así como toda creación necesita un manual para funcionar correctamente, nosotros —creación amada de Dios— tenemos un manual de vida: Su Palabra. Nada de lo que necesitamos saber está oculto, pues el deseo del Padre es que siempre tengamos la oportunidad de encontrar el camino que nos acerque a Él. Salmos 119:105 (RVR1960) nos recuerda:

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino".

La Palabra es completa, perfecta, sin exceso ni carencia. Si tú y yo permitimos que sea ella quien nos dé las directrices para nuestras vidas, viviremos en la plenitud para la que fuimos creados. Una plenitud que solo se encuentra en Dios y que tristemente se ha perdido a causa del pecado. Sin embargo, en Cristo tenemos redención y restauración.

No estamos llamados a andar a ciegas, sin comprender nuestro propósito. Tenemos acceso al plan divino del Padre mediante Su Palabra. Como afirma Jeremías 29:11 (RVR1960):

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis".

Que nuestra vida sea modelada cada día por la Escritura, que nuestro corazón se rinda ante la dirección amorosa de Dios, y que caminemos con la seguridad de que Su Palabra es suficiente para guiarnos hacia la vida abundante que Él desea para nosotros.

Reflexiona:

1. ¿Estoy permitiendo que la Palabra de Dios sea la guía principal en mis decisiones diarias?
2. ¿Reconozco la necesidad de alimentarme espiritualmente a través de la Escritura para vivir en plenitud?
3. ¿Qué áreas de mi vida aún necesitan alinearse con los principios y enseñanzas de la Palabra de Dios?

Oración:

Señor amado, gracias por tu Palabra viva y eterna. Abre mis ojos y mi corazón para comprender tus verdades y caminar en tu voluntad. Ayúdame a no apoyarme en mi propio entendimiento, sino a confiar en ti y en la guía que me das a través de las Escrituras. Que cada día mi vida refleje tu luz y tu propósito. En el nombre de Jesús, amén.