“Diseñados para su Presencia”

Nuestro espíritu anhela estar cerca de su Creador, aunque muchas veces no lo reconozcamos. Hay un espacio en el corazón humano que nada ni nadie puede llenar, porque le pertenece solo a Dios. Ese vacío espiritual clama por la comunión con Él, y solo cuando estamos en su presencia encontramos verdadera paz y plenitud.

El mundo insiste en vendernos la idea de que somos autosuficientes, que no necesitamos de nadie, mucho menos de Dios. Nos susurra que podemos guiarnos solos, tomar nuestras propias decisiones y encontrar sentido por nuestros propios medios. Pero la verdad es que jamás alcanzaremos nuestro máximo potencial —espiritual, emocional o personal— lejos del Señor.

No podemos dejarnos arrastrar por las corrientes de esta época, que buscan hacer de Dios una figura prescindible, cuando en realidad Él desea ser el centro de nuestras vidas. Él espera que lo busquemos en todo y para todo. Cuando lo hacemos, nos guía por caminos de verdad, nos fortalece y nos permite avanzar con pasos firmes.

Buscar a Dios a diario transforma nuestra alma. Él se revela en su Palabra, y es a través de ella que nos invita a una relación viva, íntima y constante. La oración no es una formalidad; es un puente directo al corazón del Padre.

Todo lo que somos es fruto de su misericordia. Por eso, no permitamos que nuestra mente sea contaminada por las mentiras del mundo ni por los deseos de nuestra carne, que se oponen a su voluntad. Acércate a Dios a través de su Palabra; búscalo con sinceridad. Él se dejará encontrar, y obrará en ti y por medio de ti todo lo que planeó desde antes de que nacieras.

“Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55:6 RVR1960).

“Me buscarán y me encontrarán, porque me buscarán de todo corazón” (Jeremías 29:13 NVI).

“Separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5 RVR1960).

Reflexiona:

1. ¿En qué áreas de mi vida he creído la mentira de que puedo avanzar sin Dios?
2. ¿Qué puedo hacer hoy para fortalecer mi comunión con el Señor?
3. ¿Estoy permitiendo que su Palabra moldee mis pensamientos y decisiones?

Oración:

Señor, reconozco que sin Ti nada tiene sentido. Perdóname por las veces en que he intentado caminar solo, alejándome de tu presencia. Hoy te busco con todo mi corazón. Enséñame a depender de Ti, a deleitarme en tu Palabra y a permanecer en comunión contigo cada día. Llena el vacío de mi alma con tu paz, y guía mis pasos por tus caminos. Amén.