“La Fuente Inagotable de Sabiduría”

“El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre!” (Salmo 111:10 NVI).

Dios es la fuente de toda sabiduría. No importa cuánto estudiemos, cuántos títulos logremos o cuántas metas personales alcancemos; nunca podremos igualar ni comprender en su totalidad la sabiduría divina. Su entendimiento es eterno, perfecto y libre de error.

El ser humano, en su intento por independizarse de Dios y seguir sus propios ideales, ha terminado enredado en confusión, caos y autodestrucción. La historia y la actualidad nos muestran que la sabiduría humana, cuando está desligada de Dios, está viciada por el pecado y contaminada por el ego. Como dijo el apóstol Pablo:

“Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios" (1 Corintios 3:19 RVR1960).

Todos los intentos del hombre por alcanzar grandeza sin Dios han producido más daño que bien. Tecnología sin ética, ciencia sin moral, conocimiento sin amor: todo eso se vuelve un arma de doble filo. Sin embargo, cuando nos rendimos a la voluntad de Dios y permitimos que sea Él quien nos dirija, entonces comenzamos a andar por el verdadero camino de la sabiduría.

La Biblia es el medio por el cual Dios ha revelado su sabiduría a la humanidad. A través de sus páginas y con la guía del Espíritu Santo, recibimos discernimiento para tomar decisiones que agradan a Dios y nos guían a una vida plena.

“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie" (Santiago 1:5 NVI).

Dios no esconde su sabiduría para mantenernos confundidos; al contrario, la ofrece como un tesoro dispuesto a ser hallado por quienes lo buscan con humildad y reverencia. Su palabra está llena de enseñanzas, principios y verdades eternas que nos preparan para vivir con propósito en esta tierra y disfrutar de la vida eterna.

No existe otra fuente de verdadera sabiduría que no sea Dios. Si no acudimos a su Palabra y permitimos que ella transforme nuestra mente y corazón, solo seremos sabios en nuestra propia opinión, y eso—te lo aseguro—no es suficiente.

"Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas" (Proverbios 3:5-6 RVR1960).

Hoy te invito a acercarte a la única fuente inagotable de sabiduría: la Palabra de Dios. Es a través de ella que Dios se revela, corrige, enseña y transforma. La verdadera sabiduría comienza cuando reconocemos que no la tenemos toda… pero conocemos al que sí la tiene.

Reflexiona:

1. ¿En qué áreas de tu vida has confiado más en tu propio juicio que en la sabiduría de Dios?
2. ¿Qué decisiones necesitas entregar hoy al Señor para que te dirija con su sabiduría?
3. ¿Estás dedicando tiempo diario a buscar en la Palabra esa guía divina que transforma y edifica?
   

Oración:

Señor, reconozco que necesito tu sabiduría más de lo que necesito cualquier conocimiento humano. Perdóname por las veces que he confiado en mis propias ideas y me he alejado de tu verdad. Hoy decido acudir a ti, fuente de toda sabiduría, y abrir mi corazón a lo que quieres enseñarme. Espíritu Santo, guíame en cada paso. Hazme sabio conforme al corazón de Dios. Amén.