Todo Es en Él: 30 Días Redescubriendo Su Centralidad, Universalidad Y SupremacíaMuestra

Día 4 – Cristo, el tesoro incomparable

En un mundo obsesionado con acumular —dinero, títulos, seguidores, experiencias— el apóstol Pablo nos confronta con una verdad radical: todo lo que parecía ganancia fuera de Cristo, en realidad es pérdida. Y no porque esas cosas no tengan valor relativo, sino porque frente a la gloria de Cristo, todo lo demás se desvanece.

Pablo no estaba hablando desde la pobreza o la ignorancia. Él tenía educación, prestigio religioso y celo envidiable. Pero cuando vio a Cristo, entendió que nada de eso podía compararse con “la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor” (Fil 3:8). Ese conocimiento no era intelectual, sino experiencial: una relación viva con el Hijo de Dios.

Jesús mismo nos habló en parábolas de este tesoro incomparable. Un hombre encuentra un tesoro escondido en un campo y vende todo lo que tiene para comprar ese campo (Mt 13:44). Otro comerciante descubre una perla de gran precio y se deshace de todo lo demás para obtenerla (Mt 13:45–46). Así es Cristo: vale más que todos los tesoros de este mundo juntos.

Cuando Cristo se convierte en nuestro tesoro, nuestras prioridades cambian. Ya no medimos la vida por lo que tenemos, sino por Aquel a quien conocemos. Nuestros valores se ordenan de manera distinta: la comodidad cede lugar al llamado, el éxito personal cede lugar a la obediencia, y la seguridad temporal cede lugar a la esperanza eterna.

Moisés eligió “antes ser maltratado con el pueblo de Dios que gozar de los deleites temporales del pecado” porque tenía puesta la mirada en la recompensa (Heb 11:24–26). Esa recompensa era Cristo mismo. Lo mismo declara el salmista: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” (Sal 73:25).

La centralidad de Cristo no se trata de agregarlo como un valor más en nuestra lista de prioridades, sino de reconocerlo como el único tesoro que le da sentido a todo lo demás.

Oración

Señor Jesús, abro mis manos para soltar lo que he considerado ganancia y reconocer que solo tú eres mi tesoro. Rompe la ilusión de los bienes temporales y dame la revelación de tu incomparable valor. Que pueda decir con verdad: “fuera de ti nada deseo en la tierra”. Amén.

Acción del día

Hoy tomá un momento para escribir en tu diario o en tu celular tres cosas que más valorás en tu vida. Luego poné al lado: “Cristo es más valioso que esto.” Usá esa confesión como ancla durante el día para recordar dónde está tu verdadero tesoro.