Por el Valle

Sí, aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque Tú estás conmigo; Tu vara y tu cayado me consuelan. (Salmo 23:4 NVI)

¿Alguna vez has pasado por un valle espiritual en tu vida? Tal vez fue un momento en que circunstancias inesperadas de repente se derrumbaron sobre ti. Tal vez fue un momento en el que parecía que incluso Dios mismo te había abandonado.

En el Salmo 23, David habla de cómo Dios está con nosotros, incluso cuando pasamos por valles en nuestras vidas: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque Tú estás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán consuelo” (versículo 4 NVI).

David no era ajeno a las calamidades y las dificultades. Este era un hombre que sabía lo que era sufrir. Sabía lo que era enfrentarse a las dificultades. Había sido perseguido como un animal salvaje por el paranoico rey Saúl, incluso después de haber sido ungido como el próximo rey de Israel por el profeta Samuel.

Cuando David nos trae este y otros salmos, que escribió bajo la dirección del Espíritu Santo, habla con franqueza de sus propios defectos, debilidades y preguntas que enfrentó en la vida. El Salmo 23 vino de la escuela de los golpes duros, de un hombre que sabía lo que era necesitar la ayuda de Dios.

Pero podríamos decir: “¿Un valle? No me gustan los valles, Señor. Prefiero las cimas de las montañas, ¿de acuerdo? Me gusta que el sol brille y los pájaros canten. Me gustan los buenos tiempos. No quiero fricción. No quiero dificultades.”

Sin embargo, el Señor está diciendo: “¿Ves esa cima de la montaña en la distancia? El camino a esa cima de la montaña es a través de este valle. Ven conmigo ahora a través del valle.”

Todos pasamos por esos valles en la vida, esos tiempos difíciles. Sea cual sea el valle, recuerda esto: no estás solo. Esa es la gran promesa de Dios para el creyente.

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