Un mundo mejor por delante

Porque nuestros problemas actuales son pequeños y no durarán mucho. ¡Sin embargo, producen para nosotros una gloria que los supera con creces y durará para siempre! (2 Corintios 4:17 NTV)

En lo más profundo de nosotros, hay una sensación de algo más en la vida que nos impulsa. No importa qué experiencias haya tenido, no importa cuán maravillosas hayan sido, fueron solo un vistazo de lo que aún está por venir. Estás realmente nostálgico por un lugar en el que nunca has estado antes, y ese lugar es el Cielo. Fuiste conectado de esta manera.

La Biblia dice que Dios ha puesto eternidad en nuestros corazones (ver Eclesiastés 3:11). Esto simplemente significa que hay una sensación dentro de nosotros de que hay más en la vida. Eso es lo que nos mantiene avanzando.

Es algo así como el instinto de búsqueda que vemos en el reino animal, como el salmón que avanza río arriba con tanta determinación. Lo vemos en la forma en que las golondrinas regresan todos los años a San Juan Capistrano. Es un instinto de búsqueda lo que los impulsa.

Tenemos lo mismo, pero es un instinto de búsqueda de un lugar que aún no hemos visto. Es una nostalgia por el Cielo. Hasta ese día, no hay nada que satisfaga completamente nuestras vidas. No importa lo que nos suceda en la tierra, palidece en comparación con esta gran esperanza.

El apóstol Pablo escribió: “Porque nuestros problemas actuales son pequeños y no durarán mucho. ¡Sin embargo, producen para nosotros una gloria que los supera con creces y durará para siempre! Así que no miramos los problemas que podemos ver ahora; más bien, fijamos nuestra mirada en cosas que no se pueden ver. Porque las cosas que vemos ahora pronto desaparecerán, pero las cosas que no podemos ver durarán para siempre” (2 Corintios 4:17–18 NTV).

Esta es la esperanza del cristiano: la esperanza de un lugar llamado Cielo. Hay un mundo mejor por delante. Hay algo más grande que lo que estamos experimentando ahora.

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