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Día 9: TU OIKOS

En el día anterior reflexionamos sobre la imaginación y cómo Dios nos ha dado la capacidad de innovar, crear y expandir su Reino. En este nos enfocamos en un aspecto fundamental para sostener esa influencia a largo plazo y con sentido de plenitud: nuestro oikos.

En la antigüedad, la verdadera riqueza no se medía solamente en bienes acumulados, sino en la fortaleza del entorno familiar y relacional. En la cultura griega, el término que abarcaba todo esto era oikos: el círculo íntimo de personas, bienes y responsabilidades que constituían una vida significativa. En esa perspectiva, el éxito no era individual sino colectivo.

Hoy, vivimos en una sociedad individualista que ha desplazado esa noción. Se nos enseña que el logro personal es lo más importante, que podemos avanzar sin comunidad y que las relaciones profundas son opcionales. Pero cuando dejamos nuestro oikos de lado, nos desconectamos del apoyo, la seguridad y el propósito que solo las relaciones significativas pueden brindarnos.

Jesús, aun siendo el Hijo de Dios, no cumplió su misión en soledad. Él construyó un oikos: vivió con sus discípulos, compartió la mesa, enseñó con palabras y con una vida de vínculos reales. Si ese fue su modelo, ¿por qué creemos que el nuestro puede ser diferente?

Construir un oikos sólido implica cuatro cosas fundamentales:

1. Priorizar las relaciones familiares. Nuestra casa no es una carga, es nuestro campo de entrenamiento. No se puede ser influyente públicamente si se descuida la integridad en lo privado. No se trata de tener una familia perfecta, sino de ser honestos, pedir perdón y amar con acciones.
2. Ordenar las finanzas. La economía del hogar refleja también la madurez del líder. La administración sabia es parte de un oikos saludable. Como enseñó Pablo a Timoteo, el dinero no es malo, pero su amor desordenado puede llevarnos al fracaso.
3. Invertir en la siguiente generación. El legado no es opcional. Deuteronomio 6 nos llama a enseñar a nuestros hijos con intencionalidad. El oikos también es una plataforma para discipular a quienes vendrán después.
4. Cultivar amistades estratégicas. Jesús eligió la amistad como estrategia para expandir el Reino. La soledad sostenida es una alerta. Todo líder necesita un círculo de personas con quien compartir, rendir cuentas y caminar en verdad.

El éxito sin comunidad es una ilusión. El liderazgo sin amor es una contradicción. Avanzar sin un oikos sólido, tarde o temprano, nos lleva al desgaste. Si Jesús eligió rodearse de personas, tú y yo también debemos hacerlo.

Aplicación práctica: Evalúa cómo están tus relaciones familiares, tus finanzas, tus amistades y tu legado. ¿Cuál de estas áreas necesita atención urgente en tu vida?