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Día 8: IMAGINACIÓN

En el día anterior hablamos sobre la importancia de las relaciones en el liderazgo y cómo gestionar los conflictos de manera sabia y efectiva. En este, exploramos una herramienta poderosa que puede transformar la manera en que lideramos: la imaginación.

En el mundo del liderazgo y la innovación se habla mucho de creatividad. Sin embargo, en el ámbito cristiano, pocas veces se conecta la imaginación con la Biblia. Pero la imaginación no es un tema periférico en las Escrituras, sino una capacidad dada por Dios con intención misional. Desde el Génesis, Dios diseñó al ser humano para crear, innovar y organizar. En Génesis 1:26-28, Dios dice: Hagamos al ser humano a nuestra imagen y le encomienda gobernar sobre la creación. Esta tarea exige creatividad.

En Génesis 2:19-20, vemos a Adán dando nombre a los animales. Este acto no solo fue creativo, también fue un ejercicio de autoridad. Nombrar es darle identidad y propósito a algo. Así, la primera acción humana en la Biblia fue imaginar y crear. El primer verbo bíblico es “crear”, y la primera tarea fue usar la imaginación. Es decir, ser creativos nos conecta con nuestra identidad divina.

Sin imaginación, la iglesia se estanca. Las formas no se adaptan al entorno y se pierde la efectividad. Dios nos llama a imaginar nuevas maneras de presentar el evangelio, contextualizar la fe y cumplir la misión. Pero vivimos en un mundo que intoxica nuestra imaginación. La pornografía, el miedo alimentado por noticias, las redes sociales, y las narrativas de odio contaminan nuestros pensamientos.

La Biblia nos exhorta a llevar todo pensamiento cautivo a Cristo (2 Corintios 10:5) y a pensar en lo puro, justo y amable (Filipenses 4:8). Lo que alimentamos en la mente moldea nuestra imaginación. Y lo que moldea nuestra imaginación, determina nuestra influencia.

Cuando nuestra imaginación es santificada, florece. En el Renacimiento, líderes como Lorenzo de Medici usaron su influencia para promover el arte. No eran solo artistas, eran líderes creativos que hicieron brillar a otros. Hoy también necesitamos líderes que imaginen el éxito ajeno y construyan con creatividad para el Reino.

Todos tenemos imaginación. El problema es que el mundo nos enseña a reprimirla. Pero Dios nos invita a activarla. ¿Cómo estás usando ese don?

Aplicación práctica: Haz una pausa y piensa en un área de tu ministerio o entorno que necesita renovación. ¿Qué idea nueva podrías imaginar hoy?