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Día 6: PROCRASTINACIÓN

Empezar algo nuevo es emocionante. Nos llena de entusiasmo y nos hace sentir productivos. Perola verdadera influencia no se mide por lo que comenzamos, sino por lo que perseveramos hasta terminar. En nuestra generación, uno de los enemigos más comunes del propósito es la procrastinación. Este enemigo, silencioso pero persistente, roba oportunidades, frustra llamados y debilita el testimonio.

La procrastinación tiene múltiples causas:

La primera es la cultura de la indecisión. Vivimos en un mundo con opciones ilimitadas, y esa sobreabundancia nos lleva, muchas veces, a la parálisis. Evaluamos, comparamos, dudamos… y no decidimos. El exceso de posibilidades nos vuelve expertos en dejar para mañana lo que deberíamos hacer hoy.

Otra causa es la inseguridad personal. Dudamos de nuestras capacidades y preferimos evitar el miedo a fallar escondiéndonos en excusas. Pero el temor no se vence esperando, sino caminando con pasos pequeños de fe.

Luego está la pereza, que la Biblia denuncia con claridad. No es solo falta de energía, sino una actitud del corazón que antepone la comodidad al propósito. Es egoísmo disfrazado de descanso.

También enfrentamos la falta de enfoque. Queremos abarcarlo todo y acabamos haciendo poco. Jesús no trató de estar en todos lados ni complacer a todos. Él tenía clara su misión. Nosotros, en cambio, vivimos dispersos, saltando de una cosa a otra.

El perfeccionismo se suma a la lista: creemos que si no es perfecto, mejor no hacerlo. Pero esa mentalidad no es excelencia, es una forma elegante de evitar actuar.

Y, por supuesto, está el miedo al fracaso. Preferimos no intentarlo antes que enfrentar la posibilidad de fallar. Pero sin riesgo no hay crecimiento. El fracaso, bien enfrentado, nos entrena para avanzar.

¿Cómo vencemos la procrastinación? Con decisiones prácticas. Comprometiéndonos con el proceso, no solo con los resultados. Asumiendo lo que nos toca a nosotros, no todo. Recuperando el sentido de propósito y haciendo cada paso más liviano y disfrutable. Un paso hoy vale más que mil planes para mañana.

Aplicación práctica: Escribe una acción concreta que has estado postergando. Hoy, decide dar ese primer paso por fe.