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JOEL 2

2
1Tocad la trompeta#2.1 El toque de trompeta indicaba la inminencia de algún peligro (Jue 3.27; 1 S 13.3; 2 S 2.28; Jer 6.1; Os 5.8) o convocaba a las asambleas en el templo (Nm 10.2-10; Is 27.13; Jl 2.15). Cf. 1 Ts 4.16. en el monte Sión,#2.1 Sión: Véase Sal 2.6 n.
dad el toque de alarma en el santo monte del Señor.
Tiemblen todos los que viven en Judá,
porque ya está cerca el día del Señor:#2.1 Día del Señor: Véase Jl 1.15 nota ñ.
2día de oscuridad y tinieblas,
día de nubes y sombras.#2.2 Día... y sombras: Cf. Is 8.22; 13.10; Am 5.18,20; Sof 1.15.
II. NUEVO ANUNCIO DEL DÍA DEL SEÑOR (2.2b-11)
El ataque de las langostas
Un ejército fuerte y numeroso
se ha desplegado sobre los montes
como la luz del amanecer.
Nunca antes se vio, ni se verá jamás,
nada que se le parezca.#2.2-27 En los vs. 2-27, el profeta relaciona una vez más la descripción de la calamidad presente (vs. 2-9) con el anuncio del día del Señor (vs. 10-11). Esto le da motivo para hacer otra urgente llamada al arrepentimiento (vs.12-17), al que sigue inmediatamente una promesa de salvación (vs.18-27).
3Son como el fuego,#2.3 Como el fuego: Véase Ez 1.4 nota g. Cf. también Ex 24.17; Nm 9.15-16; Dt 4.11-12; 5.22-26; 32.22. que todo lo devora,
que ya quema antes de pasar
y aun después de haber pasado.
La tierra, que antes de que llegaran era un paraíso,#2.3 Era un paraíso: lit. como el jardín de Edén (cf. Gn 2.8). Cf. en Ez 36.35 una comparación semejante a esta, pero en sentido inverso.
después que se han ido parece un desierto.
¡No hay nada que se les escape!
4Su aspecto es como de caballos, corren como jinetes
5y su estruendo al saltar sobre los montes
es como el estruendo de los carros de guerra,
como el crujir de hojas secas ardiendo en el fuego.
Son como un ejército poderoso
en formación de batalla.#2.5 Jer 6.23; Ap 9.7-9.
6La gente tiembla al verlas,
y todas las caras palidecen.
7Como valientes hombres de guerra,
corren, trepan por los muros,
avanzan de frente
y ninguna tuerce su rumbo.
8No se atropellan unas a otras;
cada una sigue su camino,
y se lanzan entre las flechas
sin romper su formación.
9Asaltan la ciudad,
corren sobre los muros,
trepan por las casas
y, como ladrones, se cuelan por las ventanas.#2.7-9 La plaga de langostas (Jl 1.4) se describe ahora como la invasión de una ciudad por un poderoso ejército enemigo. Cf. Dt 32.25; 2 R 25.9-10.
10La tierra tiembla ante ellas,
el cielo se estremece,
el sol y la luna se oscurecen
y las estrellas pierden su brillo.#2.10 Am 8.8-9; Ap 8.12.
11El Señor, al frente de su ejército,
hace oir su voz de trueno.
Muy numeroso es su ejército;
incontables los que cumplen sus órdenes.
¡Qué grande y terrible es el día del Señor!
No hay quien pueda resistirlo.
III. ALEGRÍA, ACCIÓN DE GRACIAS Y PROMESA DE SALVACIÓN (2.12-27)
La misericordia del Señor
12“Pero ahora –lo afirma el Señor–,
volveos a mí de todo corazón.
¡Ayunad, gritad y llorad!”#2.12 Dt 4.29; Jer 29.13; Os 14.1-2.
13¡Volveos al Señor vuestro Dios,
y desgarrad vuestro corazón
en vez de desgarraros la ropa!
Porque el Señor es tierno y compasivo,
paciente y todo amor,#2.13 Porque el Señor... todo amor: Ex 34.6; Neh 9.17; Sal 86.15; 103.8; Jon 4.2.
dispuesto siempre a levantar el castigo.#2.13 Desgarraros la ropa era una señal de dolor y de duelo (Gn 37.29,34).
14Tal vez#2.14 Tal vez: Cf. Am 5.15; Jon 3.9; Sof 2.3. La decisión de perdonar corresponde a Dios. El arrepentimiento humano no determina esa decisión divina, pero espera en la misericordia y compasión de Dios (cf. 2 S 12.22; Lm 3.29). decida no castigaros,
y os envíe bendición:
cereales y vino
para las ofrendas del Señor vuestro Dios.
15¡Tocad la trompeta en el monte Sión!
Convocad al pueblo y proclamad ayuno;#2.15 Véanse Jl 1.14 nota m; 2.1 nota a.
16reunid al pueblo de Dios y purificadlo;
reunid a los ancianos, a los niños
y aun a los niños de pecho.
¡Que hasta los recién casados
salgan de la habitación nupcial!
17Lloren los sacerdotes, los ministros del Señor,
y digan entre el vestíbulo y el altar:#2.17 Entre el vestíbulo y el altar: es decir, entre la parte delantera del edificio mismo del templo (cf. 1 R 6.3) y el altar de bronce ubicado en el atrio, donde se ofrecían los sacrificios (2 Cr 4.1,9). Cf. Ez 8.16; 1 Mac 7.36-37; Mt 23.35; Lc 11.51.
“Perdona, Señor, a tu pueblo;
no dejes que nadie se burle de los tuyos;
no dejes que otras naciones los dominen
y que los paganos digan:
‘¿Dónde está su Dios?’ ”#2.17 ¿Dónde está su Dios?: Véase Sal 42.3 n.
18Entonces el Señor mostró su amor#2.18 Mostró su amor: lit. se llenó de celos. Véase Dt 4.24 nota ñ. por su país; compadecido de su pueblo, 19dijo:
“Voy a enviaros trigo, vino y aceite
hasta que quedéis satisfechos;
y no volveré a permitir
que los paganos se burlen de vosotros.
20Alejaré de vosotros las langostas que vienen del norte#2.20 Que vienen del norte: Muchas invasiones llegaron a Palestina desde el norte. Por eso, esta expresión sugería la idea de calamidad y destrucción (cf. Jer 1.14-15; 4.6; 6.1; Ez 38.6; 39.2).
y las arrojaré al desierto.
Ahogaré su vanguardia en el Mar Muerto
y su retaguardia en el Mediterráneo,
y sus cuerpos se pudrirán y apestarán.
¡Voy a hacer grandes cosas!”
21Alégrate mucho, tierra, y no tengas miedo,
porque el Señor va a hacer grandes cosas.
22No tengáis miedo, animales salvajes,
pues los pastos reverdecerán,
los árboles darán su fruto
y habrá higos y uvas en abundancia.
23¡Alegraos, habitantes de Sión,
alegraos en el Señor vuestro Dios!
Él os ha dado las lluvias en el momento oportuno,#2.23 Él os ha dado... oportuno: traducción probable. Heb. oscuro.
las lluvias de invierno y de primavera,#2.23 Las lluvias de invierno comenzaban en octubre-noviembre, poco antes de la siembra; las lluvias de primavera, en marzo-abril, cuando ya estaban madurando las cosechas.
tal como antes lo hacía.
24Habrá una buena cosecha de trigo
y gran abundancia de vino y aceite.
25“Yo os compensaré
los años que perdisteis
a causa de la plaga de langostas,
de ese ejército destructor
que envié contra vosotros.
26Comeréis hasta quedar satisfechos
y alabaréis al Señor vuestro Dios,
pues yo hice por vosotros grandes maravillas.
Nunca más quedará mi pueblo cubierto de vergüenza,
27y vosotros, israelitas, habréis de reconocer
que yo, el Señor, estoy con vosotros,
que yo soy vuestro Dios, y nadie más.
¡Nunca más quedará mi pueblo cubierto de vergüenza!#2.27 Is 42.8; 45.5-6,18; Ez 36.11.
IV. EL DERRAMAMIENTO DEL ESPÍRITU (2.28-32)
Venida del espíritu de Dios
28 # 2.28 Los vs. 2.28–3.21 corresponden a los vs. 3.1–4.21 del texto hebreo. “Después de estas cosas#2.28 Después de estas cosas: El v. 31 sitúa el cumplimiento de este anuncio profético en el día del Señor (véanse Jl 1.15 nota ñ y 2.2 nota e).
derramaré mi espíritu#2.28 Derramaré mi espíritu: Véase Is 42.1 nota d. El contexto inmediato parece indicar que aquí se trata especialmente del don de profecía (cf. Miq 3.8). sobre toda la humanidad:#2.28 Toda la humanidad: lit. toda carne. En el lenguaje bíblico, esta expresión designa a los seres humanos desde el punto de vista de su debilidad y caducidad.
vuestros hijos e hijas
profetizarán,#2.28 Profetizarán: Mientras que en el pasado el don de profecía había sido otorgado a unos pocos, en el futuro será concedido a todos abundantemente. Véanse la Introducción al libro de Joel; 1 Co 14.1 n. y Profecía en el Índice temático.
los viejos tendrán sueños
y los jóvenes visiones.#2.28 Los sueños (véase Jer 23.25 n.) y las visiones son manifestaciones típicas del carisma profético (cf., por ej., Is 6.1; Jer 1.11-14; Ez 1.1-3; Am 7.1-3).
29También sobre siervos y siervas
derramaré mi espíritu en aquellos días;
30mostraré en el cielo grandes maravillas,
y en la tierra sangre, fuego y nubes de humo.
31El sol se volverá oscuridad,
y la luna, como sangre,
antes que llegue el día del Señor,
día grande y terrible.”
32Pero todos los que invoquen el nombre del Señor
se salvarán#2.28-32a Cf. Hch 2.17-21 y véanse las notas correspondientes. de la muerte,
porque en el monte Sión, en Jerusalén,
estará la salvación,#2.32 En Jerusalén estará la salvación: Cf. Abd 17.
tal como el Señor lo ha prometido.
Los que él ha escogido quedarán con vida.#2.32 Este anuncio de salvación se refiere probablemente a los habitantes de Judá, y quizá también a los israelitas de la diáspora; las naciones, en cambio, estarán sometidas al juicio de Dios (cf. Jl 3.2,9-13). En Ro 10.12-13, Pablo cita este v. dándole un alcance universal: la salvación llega por igual a judíos y a no judíos.

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