GÉNESIS 37
37
Ciclo de José (37; 39—48; 50)#37; 39—48; 50: Estos capítulos forman una trama narrativa continua y de gran unidad temática desde el principio hasta el fin. Ningún episodio es independiente de los demás, pues las escenas se van entrelazando unas con otras hasta el desenlace. Cada nuevo episodio presupone todas las etapas anteriores y prepara el desenlace final. El relato tiene como protagonista a José, el primer hijo de Raquel. Los cap 38 y 49 suponen una excepción, pues cuentan una historia que no tiene que ver directamente con José.
Sueños de José
1Jacob se estableció en la tierra de Canaán#37,1: Jacob se estableció en la tierra de Canaán: Esta afirmación está en correspondencia con 47,27 que dice: los israelitas se quedaron a vivir en Egipto. Tal correspondencia indica que la historia de José establece el lazo de unión entre la historia de los patriarcas y los relatos del Éxodo. De hecho, la opresión de los israelitas en Egipto comenzó con la ascensión al trono de un faraón que no había conocido a José (Ex 1,8)., la tierra donde su padre había residido de manera itinerante. 2Esta es la historia de la familia de Jacob#37,2: esta es la historia de la familia de Jacob: Esta frase conecta el presente relato con la historia de Jacob, el padre de José y sus hermanos (ver 29,31—30,24). A partir de este momento, el destino de Jacob y de su familia va a estar ligado a la persona de José. Todo el resto de la narración pone de manifiesto cómo Dios mantuvo con vida a los descendientes de Jacob para hacer de ellos una gran nación (ver 46,1-4)..
José tenía diecisiete años y apacentaba el ganado con sus hermanos, los hijos de Bilhá y Zilpá, concubinas de su padre. El joven solía llevar a su padre noticias del mal comportamiento de sus hermanos.
3Israel quería a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido cuando ya era anciano, y mandó que le hicieran una túnica de colores#37,3: Israel: Es el otro nombre de Jacob (ver nota a 32,22-32). En el relato de la historia de José se usan indistintamente tanto Jacob como Israel para referirse al patriarca (ver, entre otros muchos pasajes, 46,2).— de colores: Traducción conjetural de una palabra hebrea de significado dudoso. Otras posibles traducciones: larga y con mangas, elegante, o bien de varios colores. Parece que quiere indicar que se trataba de una vestimenta especial, elegante, distinta de la túnica común de trabajo. Las versiones griega y latina entendieron el término hebreo como “multicolor”.. 4Sus hermanos, al darse cuenta de que era el preferido de su padre, empezaron a odiarlo y a hablarle con malos modos#37,4: sus hermanos: Así en hebreo; las versiones griega y samaritana dicen: sus otros hijos.— hablarle con malos modos: Otra posible traducción: le negaron el saludo..
5Un día José tuvo un sueño#37,5: un sueño: Los sueños ocupan un lugar importante en la historia de José, ya que son anuncios anticipados de lo que va a suceder. y se lo contó a sus hermanos, con lo cual les aumentó el odio que le tenían. 6Les dijo:
— Escuchen lo que he soñado. 7Nos encontrábamos nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida, mientras que las de ustedes se colocaron alrededor y se inclinaron ante la mía.
8Sus hermanos le respondieron:
— ¿Quieres decir que tú vas a ser nuestro rey y que vas a dominarnos?
Y el odio que le tenían iba en aumento debido a los sueños que les contaba.
9José tuvo otro sueño y también se lo contó a sus hermanos. Les dijo:
— He tenido otro sueño. En él veía que el sol, la luna y once estrellas se postraban ante mí.
10Cuando José se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió, diciéndole:
— ¿Qué significa este sueño? ¿Acaso que tu madre#37,10: tu madre: En realidad, Raquel ya habría muerto según 35,19. El relato parece seguir otra tradición que coloca más tarde la muerte de Raquel y el nacimiento de Benjamín., tus hermanos y yo mismo, tendremos que inclinarnos ante ti?
11Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en todo esto.#Hch 7,9.
José es vendido por sus hermanos
12En cierta ocasión, los hermanos de José se fueron a Siquén#37,12: Siquén: Ver nota a 12,6. a apacentar las ovejas de su padre. 13Entonces Israel dijo a José:
— Tus hermanos están apacentando las ovejas en Siquén, y he pensado que podías ir a verlos.
Él respondió:
— Estoy a tu disposición.
14Su padre le dijo:
— Vete, pues, a ver cómo están tus hermanos y el rebaño, y luego tráeme noticias.
Así que lo envió desde el valle de Hebrón, y José se dirigió a Siquén. 15Un hombre lo encontró perdido en el campo y le preguntó:
— ¿Qué andas buscando?
16José respondió:
— Ando buscando a mis hermanos. ¿Podrías indicarme dónde están pastoreando?
17Y aquel hombre le respondió:
— Ya se han marchado de aquí, pero les oí decir que iban a Dotán#37,17: Dotán se encontraba a unos 30 km al norte de Siquén; era lugar de paso de las caravanas que se dirigían a Egipto..
José siguió buscando a sus hermanos, y los encontró en Dotán. 18Ellos lo vieron venir de lejos, y antes de que se acercara tramaron un plan para matarlo. 19Se dijeron unos a otros:
— ¡Ahí viene el de los sueños! 20Vamos a matarlo y a echarlo en uno de estos aljibes; después diremos que alguna fiera salvaje lo devoró, y veremos en qué paran sus sueños.
21Pero Rubén, al oír esto, intentó librarlo de las manos de sus hermanos diciendo:
— No lo matemos.
22Y añadió:
— No derramen sangre; arrójenlo a este aljibe que está aquí en el desierto, pero no pongan las manos sobre él.
Rubén dijo esto porque su intención era salvarlo de ellos y devolverlo luego a su padre.
23Al llegar José adonde estaban sus hermanos, le arrancaron la túnica de colores que llevaba 24y, agarrándolo, lo arrojaron a un aljibe que estaba vacío, sin agua. 25Después se sentaron a comer.
Mientras comían, vieron venir una caravana de ismaelitas procedentes de Galaad#37,25: Galaad: Ver nota a Dt 2,36-37., con los camellos cargados de resinas aromáticas, bálsamo y mirra, que transportaban a Egipto. 26Entonces Judá dijo a sus hermanos:
— ¿Sacamos algún provecho si dejamos morir a nuestro hermano y encubrimos su muerte#37,26: encubrimos su muerte: Lit. ocultamos su sangre. Esta expresión está relacionada con la idea de que la sangre derramada de modo violento es imposible de ocultar y silenciar, pues siempre reclamará venganza a gritos. Ver Ez 24,7-8.? 27Será mejor que lo vendamos a los ismaelitas en vez de poner nuestras manos sobre él; a fin de cuentas es nuestro hermano, es de nuestra propia sangre#37,27: nuestra propia sangre: Lit. nuestra carne..
Sus hermanos asintieron; 28y cuando los mercaderes madianitas pasaron por allí, sacaron a José del aljibe y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte siclos de plata#37,28: Madianitas: Ver nota a Ex 2,15.— Ismaelitas: Ver 25,12-18.— veinte siclos de plata: Para la equivalencia actual ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS. Veinte siclos es un precio bajo por un hombre, pero quizá era lo acostumbrado. Ver Lv 27,4-5.. Así fue como se llevaron a José a Egipto.#Sb 10,13-14; Hch 7,9-16.
29Rubén volvió al aljibe y, al ver que José ya no estaba allí, se rasgó las vestiduras#37,29: se rasgó las vestiduras: Rasgarse las vestiduras era una señal de duelo.; 30luego volvió adonde estaban sus hermanos y les dijo:
— El muchacho no está; y yo, ¿qué hago yo ahora?
31Ellos degollaron un cabrito y con su sangre mancharon la túnica de José. 32Después mandaron la túnica de colores a su padre, con este mensaje: “Hemos encontrado esto. Mira a ver si es o no la túnica de tu hijo”.
33En cuanto Jacob la reconoció, exclamó:
— ¡Es la túnica de mi hijo! Alguna bestia salvaje ha despedazado y devorado a José.
34Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de luto#37,34: se vistió de luto: Lit. se ciñó de saco: es decir, de una tela áspera. Vestirse con ropa de este tipo de tela formaba parte de los ritos de duelo y lamento. y por mucho tiempo hizo duelo por su hijo. 35Todos sus hijos y sus hijas intentaban consolarlo, pero él no se dejaba consolar; al contrario, lloraba por su hijo y repetía:
— Guardaré luto por mi hijo hasta que vaya a reunirme con él en el reino de los muertos#37,35: el reino de los muertos: Lit. seol: Ver VOCABULARIO BÍBLICO. Ver también Gn 15,15; 25,8..
36Entre tanto, en Egipto, los madianitas vendieron a José a Potifar, hombre de confianza del faraón y capitán de la guardia real.
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GÉNESIS 37: BHTI
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La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Génesis 37
37
Los sueños de José
1Jacob se fue a vivir a la tierra de Canaán, donde su padre había vivido como extranjero. 2Esta es la historia de la familia de Jacob:
José, el hijo de Jacob, tenía diecisiete años. Su trabajo consistía en apacentar los rebaños de su padre, en compañía de los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de Jacob. Pero José le informaba a su padre de la mala conducta de aquellos. 3Israel amaba más a José que a sus otros hijos, porque José le había nacido en su vejez. Un día Jacob le regaló una túnica de mangas largas. 4Los hermanos notaban que su padre prefería a José. Por eso, llegaron a odiarlo y no le podían hablar en buenos términos. 5Una noche José tuvo un sueño y se lo contó de inmediato a sus hermanos, lo que hizo que estos lo odiaran aún más.
6―Oigan, les voy a contar el sueño que tuve —les dijo—. 7Soñé que todos nosotros estábamos en el campo atando manojos de trigo. Mi manojo se mantuvo derecho, mientras que los de ustedes se reunieron alrededor del mío y le hicieron reverencias.
8―¿Quiere decir que vas a ser nuestro rey? —se burlaron—, y lo odiaron aún más por el sueño y porque creían que él se jactaba de ser superior a ellos.
9Luego tuvo otro sueño, y también se lo contó a sus hermanos:
―Oigan mi segundo sueño —les dijo—. Soñé que el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias.
10Esta vez José le contó el sueño también a su padre, después de habérselo contado a sus hermanos. Su padre lo reprendió:
―¿Qué es esto que has soñado? ¿Acaso yo, tu madre y tus hermanos vamos a inclinarnos delante de ti?
11Los hermanos se sintieron molestos y se llenaron de envidia, pero Jacob se quedó pensando qué significaría todo aquello.
José es vendido por sus hermanos
12Un día los hermanos de José llevaron los rebaños de su padre a Siquén, para apacentarlos allí. 13-14Pocos días después Israel llamó a José y le dijo:
―Tus hermanos están en Siquén apacentando el ganado. Anda a ver cómo están ellos y el ganado, y vuelve a avisarme.
―Muy bien —respondió José.
Entonces José salió del valle de Hebrón y se dirigió a Siquén. 15Un hombre que lo vio caminando por los campos le preguntó:
―¿A quién buscas?
16―Busco a mis hermanos y sus rebaños. ¿Los ha visto?
17―Sí —respondió el hombre—, ya no están aquí. Les oí decir que iban a Dotán.
José entonces se fue hasta Dotán y allí encontró a sus hermanos. 18Pero cuando ellos lo vieron, lo reconocieron a la distancia y decidieron matarlo.
19-20―¡Ahí viene el soñador! —exclamaron—. Vamos, matémoslo y echémoslo en una cisterna. Luego le diremos a nuestro padre que algún animal salvaje se lo comió. ¡Veremos en qué paran sus sueños!
21-22Cuando Rubén escuchó esto, intentó salvarle la vida a José.
―No lo matemos —dijo—; no debemos derramar sangre. Echémoslo vivo dentro de la cisterna. Así morirá sin que lo toquemos.
El plan de Rubén era sacarlo más tarde y enviarlo a casa de su padre. 23Cuando José llegó donde ellos estaban, le quitaron su túnica de mangas largas, 24y lo arrojaron a una cisterna vacía. 25Luego se sentaron a comer. De repente vieron a la distancia una caravana de Ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos iban cargados de perfumes, especias y bálsamos que llevaban a vender a Egipto.
26-27―¡Miren! —dijo Judá a los demás—. Allá vienen unos ismaelitas. ¡Vendámosles a José! ¿Para qué hemos de matarlo y cargar con esta culpa en la conciencia? No seamos responsables de su muerte porque, después de todo, es nuestro hermano.
Todos los hermanos estuvieron de acuerdo. 28Cuando llegaron los comerciantes, sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron por veinte monedas de plata. Los comerciantes siguieron el viaje llevando consigo a José hasta Egipto. 29Un poco más tarde llegó Rubén (que había estado fuera cuando pasaron los ismaelitas) y fue hasta la cisterna para sacar a José. Cuando vio que José no estaba allí, rasgó sus ropas lleno de angustia y de frustración.
30―El muchacho no está; y yo, ¿dónde me meto ahora?
31Ellos entonces tomaron un cabrito, lo degollaron y con la sangre mancharon la túnica de José. 32Luego le llevaron la túnica a Jacob para que la identificara.
―Encontramos esto en el campo —le dijeron—. ¿Será la túnica de José?
33El padre la reconoció de inmediato.
―Sí, es la túnica de mi hijo. Algún animal salvaje destrozó a mi hijo y se lo comió.
34Entonces Israel rasgó su ropa y se vistió de ropas ásperas e hizo duelo por su hijo, y lo lloró durante varias semanas. 35Toda su familia trató en vano de consolarlo. Pero él decía: «No dejaré de llorar hasta que muera y me reúna con mi hijo». Y seguía llorando.
36Mientras tanto en Egipto, José fue vendido a Potifar por los mercaderes. Potifar era un funcionario del faraón, rey de Egipto. Era nada menos que el capitán de la guardia.
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