GÉNESIS 38
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Judá y Tamar#38,1-30: Este cp. presenta pocas conexiones con la historia de José. La narración se centra en la viuda Tamar, nuera de Judá, que hace reconocer su derecho a tener hijos y a recibir la parte que le correspondía de la herencia de la familia de su marido. Gracias a Tamar la línea mesiánica continúa: dará a luz a Fares (o bien Peres, según otra transcripción), antepasado del rey David y de Jesús (ver Rt 4,18-22; 1 Cr 2,3-15; Mt 1,3).
1Por aquel tiempo, Judá se apartó de sus hermanos y se fue a vivir a la casa de un tal Jira, adulamita#38,1: adulamita: Es decir, oriundo de Adulán, ciudad cananea situada en la Sefela; fue conquistada por Josué y en sus cercanías debía de encontrarse la cueva donde se refugió David cuando huía de Saúl (1 Sm 22,1).. 2Allí Judá conoció a la hija de un cananeo llamado Súa, la tomó por mujer y después de acostarse con ella, 3quedó embarazada y dio a luz un hijo al que llamó Er. 4Concibió de nuevo y dio a luz otro hijo al que llamó Onán. 5De nuevo quedó embarazada y dio a luz otro hijo, al que llamó Selá. Judá estaba en Cazib cuando [su mujer] dio a luz.
6Judá casó a Er, su hijo primogénito, con una mujer llamada Tamar#38,6: Tamar: Probablemente Tamar era una mujer cananea, aunque no se dice. Tamar significa palmera. En su descendencia hubo varias mujeres llamadas igual: una fue hija de David (2 Sm 13), y otra fue hija de Absalón (2 Sm 14,27).. 7Pero no agradó al Señor la conducta de Er, el primogénito de Judá, y le quitó la vida. 8Entonces Judá dijo a Onán:
— Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con ella tu deber de cuñado#38,8: tu deber de cuñado: Aquí se está haciendo referencia a la ley del Levirato (del latín levir = cuñado), formulada en Dt 25,5-10 (ver nota a este pasaje). Según esta costumbre, si un hombre casado moría sin tener hijos, su hermano o pariente más cercano estaba obligado a casarse con la viuda, y al primer hijo nacido de esta unión se le consideraba hijo y heredero legal del difunto. Ver Rt 4,5; Mc 12,19-22. dando descendencia a tu hermano.
9Pero Onán, sabiendo que los hijos no serían reconocidos como suyos, cada vez que tenía relaciones sexuales con la viuda de su hermano derramaba el semen en tierra para no dar descendencia a su hermano. 10Esta conducta ofendió mucho al Señor, por lo que también a Onán le quitó la vida. 11Entonces Judá dijo a su nuera Tamar:
— Vuélvete a la casa de tu padre y permanece viuda hasta que mi hijo Selá tenga edad de casarse.
Judá decía eso porque temía que también Selá muriese, como había pasado con sus hermanos. Así Tamar regresó a la casa de su padre.
12Después de mucho tiempo, murió la mujer de Judá, la hija de Súa. Pasado el duelo por ella, subió Judá a Timná#38,12: Timná: Población situada en las cercanías de Betsemes, en la frontera entre Judá y Dan. Ver Jos 15,10; Jue 14,1., acompañado de su amigo Jirá, el adulamita, para esquilar sus ovejas. 13Alguien dijo a Tamar que su suegro se dirigía a Timná a esquilar sus ovejas. 14Entonces ella se quitó el vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociese, y se sentó a la entrada de Enáin, que se encuentra en el camino de Timná. Hizo todo esto porque veía que Selá ya tenía edad para casarse y sin embargo no se lo entregaban como esposo.
15Cuando Judá la vio, creyó que era una prostituta#38,15: prostituta: En este versículo, el término hebreo empleado designa a una prostituta común (ver 1 Re 3,16); en cambio, en los vv. 21-22 se emplea otro término, que significa más específicamente prostituta ritual. En algunos templos cananeos, la prostitución ritual formaba parte del culto de la fertilidad (ver 1 Re 14,24)., pues tenía cubierto el rostro; 16así que se desvió del camino hacia donde estaba ella y, sin saber que era su nuera, le dijo:
— Vamos, que quiero acostarme contigo.
Ella le preguntó:
— ¿Cuánto me darás por acostarme contigo?
17Él respondió:
— Te mandaré uno de los cabritos de mi rebaño.
Ella replicó:
— Está bien, pero me tienes que dejar algo en garantía hasta que me lo mandes.
18Judá preguntó:
— ¿Qué quieres que te deje?
Ella respondió:
— Tu sello con su cordón#38,18: tu sello con su cordón: El sello solía tener la forma de un cilindro, con una perforación por la que pasaba el cordón que permitía llevarlo colgado al cuello. Estos eran objetos personales que tenían valor de identificación personal, pues se utilizaban como título de propiedad, para legalizar ciertos documentos. Ver Ct 8,6. y el bastón que llevas en la mano.
Judá se los entregó, se acostó con ella y la dejó embarazada. 19Después Tamar se levantó y se fue. Se quitó el velo y volvió a ponerse la ropa de viuda.
20Más tarde, Judá mandó el cabrito por medio de su amigo adulamita, para recuperar los objetos que había dejado a la mujer, pero Jirá no dio con ella. 21Así que le preguntó a las gentes del lugar:
— ¿Dónde está la prostituta#38,21: prostituta: Lit. santa, es decir prostituta sagrada, hieródula de un culto pagano. Este término es diferente al usado en el v. 15. que había junto al camino de Enáin?
Le contestaron:
— Aquí no ha habido ninguna prostituta.
22El amigo regresó adonde estaba Judá y le dijo:
— No la pude encontrar. Además, las gentes del lugar me han asegurado que allí nunca ha habido una prostituta.
23Y Judá contestó:
— Pues que se quede con las cosas; no es cuestión de que hagamos el ridículo. Yo le he enviado el cabrito y tú no la has encontrado.
24Unos tres meses más tarde le contaron a Judá lo siguiente:
— Tamar, tu nuera, se ha prostituido y, en una de sus andanzas, ha quedado embarazada.
Entonces Judá ordenó:
— ¡Que la saquen afuera y la quemen#38,24: ¡que la saquen afuera y la quemen!: Judá, en su condición de jefe del clan, dicta sentencia contra su nuera acusándola de adulterio sin entablar un proceso legal y sin dar lugar a que ella se defienda. La orden de sacarla afuera está en consonancia con Dt 22,20-21 que manda ejecutar la sentencia de muerte fuera de lugar poblado. En cuanto a quemarla, se trata probablemente del antiguo castigo por adulterio, sustituido más tarde, en la legislación mosaica, por la lapidación (Dt 22,23-24).!
25Pero cuando la estaban sacando, ella envió a decir a su suegro:
— Estas cosas pertenecen al hombre que me dejó embarazada. A ver si reconoces de quién es este sello con su cordón y este bastón.
26Judá reconoció las cosas y declaró:
— Ella tiene razón y no yo, pues no le di por esposo a mi hijo Selá.
Y no volvió a acostarse con ella.
27Cuando llegó el tiempo del parto, había mellizos en su seno. 28En el momento de dar a luz, uno de ellos sacó la mano y la partera le ató una cinta escarlata en la mano diciendo:
— Este es el primero en salir.
29Pero en ese momento el niño retiró la mano, y fue su hermano el que nació primero. Entonces la partera dijo:
— ¡Vaya brecha que te has abierto!
Por eso al niño lo llamaron Fares#38,29: Fares: Otros transcriben Peres. Es la transcripción de un nombre hebreo que significa abertura o brecha. Sin indicar expresamente que Fares fue uno de los antepasados del rey David (ver Rt 4,18-22), el texto hace ver cómo la audaz decisión de Tamar aseguró la supervivencia del linaje del que descendería el rey David.. 30Después salió su hermano con la cinta escarlata, y le pusieron el nombre de Záraj#38,30: Záraj: Este nombre tiene un sonido parecido a la palabra hebrea que significa brillo, luz o resplandor. El nombre quizás haga referencia al color escarlata de la cinta que la partera ató a la mano del niño. Ver Nm 26,19-22..
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GÉNESIS 38: BHTI
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La Biblia Hispanoamericana (BHTI) Traducción Interconfesional versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2011 Utilizada con permiso
Génesis 38
38
Judá y Tamar
1Más o menos por ese tiempo, Judá salió de la casa de su padre y se fue a vivir a Adulán, a casa de un hombre llamado Hirá. 2Allí se casó con una mujer cananea, hija de Súa. 3La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, al que llamó Er. 4Después volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo, al que llamó Onán. 5Tiempo después tuvo otro hijo, al que llamó Selá. Este nació en Quezib.
6Cuando creció Er, su hijo mayor, Judá lo casó con Tamar. 7Pero Er era malo y Dios lo mató, 8Entonces Judá le dijo a Onán, hermano de Er:
―Tienes que casarte con Tamar, conforme a lo que nuestra ley exige del hermano del muerto. Así los hijos que ella tenga serán los herederos de tu hermano.
9Pero Onán no quería tener hijos que no se consideraran suyos, sino de su hermano. Por eso, aunque se casó con Tamar, cada vez que tenía relaciones sexuales con ella derramaba el semen fuera. De esa manera evitaba darle hijos a su hermano. 10Esto le pareció muy malo a Dios, y lo mató también a él.
11Entonces Judá le dijo a Tamar, su nuera, que no se casara por el momento y que se quedara en la casa de sus padres, hasta que Selá tuviera edad suficiente para casarse con ella. Realmente era una excusa, porque temía que su hijo menor también muriera al casarse con ella. Tamar, pues, volvió a vivir con sus padres.
12Pasó el tiempo, y la esposa de Judá, que era hija de Súa, murió. Cuando terminó el tiempo del duelo, Judá y su amigo Hirá, el adulanita, fueron a Timnat a esquilar las ovejas. 13Alguien le dijo a Tamar que su suegro iba a Timnat a esquilar las ovejas. 14Entonces ella, comprendiendo que él no iba a dejarla casar con Selá, a pesar de que él ya tenía edad suficiente, se quitó la ropa de viuda, se cubrió con un velo para no ser reconocida, y se sentó junto al camino, a la entrada de Enayin, que está en el camino a Timnat. 15Judá la vio al pasar y creyó que era una prostituta, ya que tenía el rostro cubierto con un velo. 16Él se detuvo y le propuso que lo dejara acostarse con ella, sin darse cuenta de que era su nuera.
―¿Cuánto me pagarás? —preguntó ella.
17―Te enviaré un cabrito de mi rebaño —prometió él.
―¿Qué prendas me darás para que tenga la seguridad de que me lo vas a mandar? —preguntó ella.
18―Bien, ¿qué es lo que quieres? —preguntó Judá.
―Dame el sello que usas para identificarte, tu cordón y tu bastón —respondió ella. Él le entregó las prendas, y tuvieron relaciones sexuales. Ella quedó embarazada 19y volvió a ponerse su ropa de viuda.
20Judá le pidió a su amigo Hirá, el adulanita, que le llevara el cabrito a la mujer y le pidiera que le devolviera las prendas que le había dado. Pero Hirá no pudo encontrarla; 21así que les preguntó a los hombres de la ciudad:
―¿Dónde vive la prostituta que estaba junto al camino, a la entrada del pueblo?
―Aquí nunca ha habido una prostituta —le contestaron.
22Entonces Hirá volvió a donde estaba Judá y le dijo que no la había podido encontrar. También le contó lo que le habían dicho los hombres del pueblo.
23―¡Que se quede con las prendas! —exclamó Judá—. Hemos hecho lo que teníamos que hacer. Yo cumplí con enviarle el cabrito, pero tú no la encontraste. Seríamos el hazmerreír del pueblo si volvemos a ir.
24Tres meses más tarde, le contaron a Judá que Tamar, su nuera, se había acostado con otro hombre, y que estaba embarazada.
―¡Sáquenla y quémenla! —ordenó Judá.
25Pero, cuando la sacaban para quemarla, ella le envió el siguiente mensaje a su suegro: «El dueño de este sello de identificación, de este cordón y de este bastón es el padre de mi hijo. ¿Los reconoces?».
26Judá reconoció que eran suyos y dijo:
―Ella es más justa que yo, porque yo no quise cumplir mi promesa de darle a mi hijo Selá por esposo.
Por su parte, Judá nunca más volvió a tener relaciones sexuales con ella. 27Llegado el tiempo del parto, Tamar tuvo mellizos. 28En el momento de nacer, la partera le ató un hilo rojo en la muñeca del que apareció primero. 29Pero este metió la mano, y nació primero el otro. Entonces la partera exclamó: «¡Qué brecha te abriste!». Por eso le pusieron Fares, (el que salió). 30Poco después nació el bebé que tenía el hilo rojo en la muñeca, y lo llamaron Zera.
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