Descanso para el alma: 8 días con JesúsSample

Día 2 – “Ven a mí”
Después de reconocer nuestro cansancio y agobio, Jesús ofrece la solución en tres palabras simples pero profundas: “Ven a mí.” La invitación de Cristo no es a un sistema, una técnica de autoayuda ni una religión llena de reglas. Su invitación es personal, íntima y directa: no dice “ven a la religión”, ni “ven a la moralidad”, ni “ven a la autosuficiencia”, sino “ven a mí.”
Esto nos revela algo esencial: el descanso que necesitamos no está en alejarnos de Dios, sino en acercarnos a Cristo mismo. Muchas veces, en nuestra desesperación, intentamos buscar alivio en distracciones, entretenimiento, o incluso en trabajar más duro para “compensar” lo que sentimos que nos falta. Pero nada de eso satisface el alma. Jesús lo afirmó en Juan 6:35 (NVI): “—Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.”
Ir a Jesús es reconocer que Él es suficiente. No necesitamos nada más para ser aceptados por Dios, porque Jesús ya abrió el camino. En Hebreos 4:15–16 (NVI) se nos recuerda: “Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir la misericordia y encontrar la gracia que nos ayuden oportunamente.” Venir a Jesús es acercarse con confianza, sabiendo que Él entiende nuestro dolor, nuestra lucha y nuestras tentaciones.
El problema es que muchas veces sabemos de memoria este versículo, pero en la práctica preferimos llevar las cargas solos. El orgullo, la autosuficiencia y la desconfianza nos hacen pensar: “Yo puedo con esto.” Sin embargo, la invitación de Jesús no es para los autosuficientes, sino para los necesitados. El descanso del alma solo se encuentra en Él.
Venir a Jesús implica dependencia. Implica reconocer que yo no tengo la fuerza, que mi paz no proviene de controlar las circunstancias, sino de rendirme a sus pies. Significa decidir que mi primer impulso en tiempos de ansiedad no será correr al celular, a las redes sociales o al consejo humano, sino correr a Cristo.
Cada vez que oramos, abrimos la Palabra o simplemente nos detenemos a recordar quién es Jesús, estamos respondiendo a esa invitación: “Ven a mí.” No es un evento que ocurre solo una vez, el día de nuestra conversión. Es un ritmo diario de acercarnos a Él en confianza.
El descanso que Jesús ofrece no está condicionado por nuestras emociones o logros. Es un regalo de gracia. En medio de la prisa, la rutina y las presiones diarias, la pregunta es: ¿a dónde corres cuando tu alma está cansada? Si corres a Jesús, ahí encontrarás descanso verdadero.
Hoy, la invitación sigue vigente. Jesús no está lejano ni inaccesible. Él sigue diciendo: “Ven.” No importa cuánto tiempo hayas estado lejos, ni cuántas cargas estés cargando, Él sigue siendo el lugar seguro para tu alma.
Para reflexionar hoy:
- ¿A dónde suelo correr primero cuando estoy cansado o agobiado?
- ¿Qué significa para mí, en la práctica, “venir a Jesús” hoy?
- ¿Qué carga necesito entregarle a Él en este momento?
Scripture
About this Plan

¿Estás cansado, agobiado o quemado por la religión? Jesús ofrece algo diferente: descanso verdadero para tu alma. En este plan de 8 días descubrirás, frase por frase, cómo sus palabras en Mateo 11 son una invitación a soltar cargas, caminar a su lado y aprender los ritmos no forzados de la gracia. Vive cerca de Él y conoce la libertad ligera y transformadora que solo Cristo puede dar.
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