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Día 2: Amor

En tus palabras, ¿cómo podrías definir la palabra ‘amor’?

Seguramente pensaste en el amor como un sentimiento, una emoción, una reacción dopamínica del cerebro o que el amor es quizás algo circunstancial que trae felicidad.

El mundo ha tratado de descifrar y limitar el significado del amor a través de redes sociales, videos, publicaciones, podcasts, etc.

La verdad es que nadie puede definir lo que es el amor sin conocer a Dios primero. Pues Dios no es solamente una fuente inagotable de ‘beneficios amorosos’. Dios es amor, es parte de su carácter y naturaleza, no existe el amor fuera de Él.

Entonces, ¿cómo nos ama Dios?

Hay un conocimiento que regularmente olvidamos, pero precisamente Pablo enseña en su carta a los Efesios: conocer cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor.

¿Cómo medimos entonces el amor de Dios? En el ancho, largo, alto y profundo de la cruz donde fue crucificado Jesús (y aún así, su amor es más extenso en cada medida).

Dios no se guardó ni a su propio Hijo, lo dio por causa nuestra. Incluso cuando no la merecíamos, porque nació de su más profundo amor por nosotros. Su gracia.

Este amor no se queda ahí. Es una verdad que transforma tu vida, cambia tu actitud, llena tu alma y trae vida a lo que estaba muerto. Y para amarlo, Jesús nos enseña a amar a otros también, incluso cuando es difícil. Se trata de un amor sacrificial.

Amamos, porque Él nos amó primero.

Oración:

Señor, habita en mi corazón a diario para recordar el amor que he recibido de ti.

Que nunca olvide quién eres tú en mi vida y lo que has hecho por mí, para así hacer lo mismo por otros. Enséñame a amar a otros y a ser amado por ti.

Gracias por tu obra redentora, por transformar cada parte de mi corazón.

Gracias por tu amor.

Amén.