¿Qué Nos Pasó En El Edén?- Psicología De La CaídaSample

UN AMOR JUSTO Y UNA JUSTICIA AMOROSA
«¿Dónde estás tú?». Aquella pregunta vital no deja lugar a dudas y se le hace al hombre en primer lugar. No es una cuestión geográfica lo que Dios le está requiriendo. Tiene que ver con su posición moral, que ha cambiado.
Luego habla con ella. El Señor les pide explicaciones siguiendo el orden de la creación (por presencia), y no el de desobediencia ni por esencia, con lo que no tiene por qué ser una cuestión jerárquica, de nuevo, sino que se desprende perfectamente de lo explicado hasta aquí. «¿Qué es lo que has hecho?» –se le pregunta a ella en segundo lugar. Y ella responde conforme ya hemos analizado.
Tercera interpelada: la serpiente, y a ella ni se le pregunta. Es antigua conocida, y Dios sabe perfectamente «cómo se las gasta». Con ella se entra directamente a la maldición.
Desde ahí, la conversación parece volver sobre sus pasos y, tras Satanás, es la mujer la que recibe respuesta por parte de Dios, para terminar con el hombre en último lugar.
¿Maldición o consecuencias? Como en tantas otras situaciones, creo que no tenemos que elegir, porque ambas cuestiones coexisten. Solo nos «rechinan» cuando chocan con nuestra propia concepción que tenemos de Dios, a veces más centrados en su amor o, por el contrario —aunque no debería ser así– solo en su justicia, olvidando que en Dios están ambas cosas de manera inseparable. En Él se dan un amor justo y una justicia amorosa.
Haremos bien, creo, en empezar diciendo que las consecuencias de lo sucedido en el Edén no son impersonales, y eso es clave para empezar a hablar de maldición. «Contra Dios y contra Dios solo habían pecado», citando y aplicando al Edén el salmo 51 que David escribiría en uno de los momentos de mayor ruptura de su vida. El Señor era el agraviado, y ellos vivirían las consecuencias de aquello.
Lo que parece evidente es que las consecuencias no vinieron solas. Dios genera activamente algunas de ellas en ocasiones (p.e. la espada encendida que les impedía volver al jardín), y en otras deja que las cosas sucedan no interviniendo para prevenirlas, paliarlas o hacerlas desaparecer (p.e. el enseñoramiento o el dolor en el parto).
Al mundo le cuesta aceptar un Dios que pone consecuencias, pero a nosotros, cristianos, también. Sin embargo, cuando miramos hacia la cruz, no nos queda más remedio que abandonar nuestra sorpresa por esa realidad.
Scripture
About this Plan

Lo sucedido en el Edén nos ha marcado como especie. Del disfrute absoluto en compañía del Creador al cataclismo total con consecuencias de muerte que aún sufrimos y se heredan… hasta que Él venga. Los principios destilados de la Creación son fundacionales para comprender mucho del carácter y la mente de Dios. Al mirar al primer hombre y la primera mujer, por otro lado, podemos entendernos un poco mejor a cada uno de nosotros. Como psicóloga además de cristiana, me parece apasionante, así que te animo a acompañarme de vuelta al Edén para reflexionar sobre qué pasó con nosotros allí.
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