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Sin Filtros: Viviendo Como Verdaderos Hijos De DiosSample

Sin Filtros: Viviendo Como Verdaderos Hijos De Dios

DAY 3 OF 10

En la sociedad actual, donde se nos invita a “fluir”, donde reina la cultura de “dejarse llevar por lo que siento”, las relaciones estables son algo raro. En este sentido, el apóstol Juan nos hace saber que, en nuestra relación con Jesús, debe haber un compromiso.

La palabra griega ménei se traduce como permanecer, y significa quedarse, habitar en. Juan escribe: “el que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” Es decir, si digo con mi boca que tengo una relación con Jesús, mi conducta debe demostrarlo.

Ahora que la Iglesia en occidente se ha modernizado, y cada vez hay más libertad para expresarse, en muchos sentidos, y la fe tiene menos “costumbres religiosas”, sin embargo, corremos el peligro de vivir de cualquier forma con la excusa de que “estamos bajo la gracia”. Pero la Biblia dice claramente que mi vida debe hablar por mí. Y no solo en privado, también en público. El texto de hoy no nos habla de apariencias, de estética, sino de acciones. Debo andar, conducirme, como lo hizo Jesús, si me hago llamar cristiano, es necesario que me comporte como tal.

Y eso no significa otra cosa que parecerme a Jesús. Comportarme como Él, tratar a los demás como Él, enfocarme en lo que Él se enfocaba, orar tanto como Él oraba, servir a los demás como lo hacía Él, desgastarme en favor de otros, enseñar la verdad a los que quieran escucharla, y asumir las consecuencias de vivir para hacer la voluntad del Padre.

Pero no podemos hacer una cosa sin la otra. No puedo decir que permanezco en Él, si no ando como Él. Pero es imposible que pueda andar como Él, si no permanezco (habito) en Él, esto es, si no me relaciono íntimamente a diario con Él.

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Sin Filtros: Viviendo Como Verdaderos Hijos De Dios

Este devocional es un recorrido por la primera carta de Juan, un llamado a vivir como hijos de Dios, en conducta, en fe, en convicción. A no dejarse engañar por las apariencias, a no enamorarse de lo que ofrece el mundo, que es pasajero y no sacia. A experimentar y permanecer en el amor verdadero, transparente, genuino, que es Dios mismo.

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