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Si realmente queremos compartir el evangelio con otros, ya sean amigos o extraños, es esencial que reconozcamos la importancia de la oración en nuestros esfuerzos evangelísticos. La oración es una herramienta poderosa que nos permite conectarnos con Dios, buscar su guía e interceder por aquellos a quienes intentamos alcanzar.

En la Biblia se nos anima a dedicarnos a la oración. Esto significa dedicar tiempo a hablar con Dios, escuchar su voz y alinear nuestro corazón con su voluntad. Cuando nos comprometemos a un estilo de vida de oración, abrimos la puerta para que Dios obre en nosotros y a través de nosotros mientras nos involucramos en la evangelización.

La oración no es simplemente una comunicación unidireccional en la que le contamos a Dios nuestra lista de compras. Es una conversación bidireccional que implica tanto hablar como escuchar. A través de la oración, podemos pedirle a Dios sabiduría, coraje y oportunidades para compartir el evangelio con quienes nos rodean. También podemos orar por las personas a las que intentamos alcanzar con el amor de Dios.

La oración juega un papel vital en la preparación de nuestros corazones para la evangelización. Nos ayuda a cultivar un espíritu de humildad, compasión y amor por los demás. Cuando pasamos tiempo en oración, recordamos la importancia de ver a las personas a través de los ojos de Dios y amarlas como Él lo hace.

Al participar en compartir nuestra fe, podemos encontrar desafíos, obstáculos y resistencias. En esos momentos, la oración se convierte en nuestra fuente de fortaleza y consuelo. Nos recuerda que no estamos solos en esta misión, sino que Dios está con nosotros, capacitándonos para proclamar con valentía su verdad.

¿Cómo está tu tiempo de oración esta semana? ¿La oración para ti es una prioridad o algo que se deja para el último momento? En mi experiencia, la evangelización es mucho más fácil cuando está arraigada en la oración.