Haz una pausa y recuerda

Nuestra salvación es la mayor bendición que el Señor nos ha dado. Pero cualquiera que haya tenido aunque sea una breve relación con el Señor sabe que hay muchos beneficios más allá de este gran regalo.

Me ha resultado útil tomarme un tiempo para hacer una pausa y recordar los momentos en los que he visto la fidelidad y la dirección de Dios en mi propia vida. A menudo, estos momentos de reflexión conducen a momentos de adoración y acción de gracias que, a su vez, hacen que mi alma se refresque y se eleve. Estoy seguro de que te habrán animado a dar gracias en tiempos de desánimo, lo cual, por supuesto, es cierto y vale la pena hacerlo. Pero he descubierto que dar gracias en tiempos de paz, felicidad y cuando las cosas simplemente están bien también eleva mi alma (¡Un beneficio oculto del Señor!).

No necesitamos estar en tiempos de dificultad o al otro lado de un milagro para estar agradecidos a Dios u ofrecer nuestra acción de gracias. Por el contrario, debemos dar gracias en todo momento, ya sea bueno, malo, feo o simplemente bueno (1 Tesalonicenses 5:18). Podemos aprender a dar gracias recordando todo lo bueno que el Señor ha hecho por nosotros.

Salmo 103:2 - Que todo lo que soy alabe al Señor; que nunca olvide las cosas buenas que hace por mí (LBLA).