AMIGOS DE DIOS

Honrar es “dar valor o un precio superior a alguien”. La honra hacia Dios provoca que valoremos cada uno de sus actos y atributos, y tengamos una relación de estima y agradecimiento permanente hacia Él.

Más de una vez Dios reclamó esta falta de honra diciendo: ­­Si yo soy tu Dios, ¿dónde está mi honra? (Malaquías 1:6).

Esta acción promueve e incrementa una amistad por la cual Dios se compromete a honrar a los que le honran. Solo nuestro corazón, y Él mismo, saben cuál es la intensidad de ella. El deseo de Dios es tener intimidad, confianza y entablar una relación de amistad amorosa con quienes le valoran, más allá de una relación formal.

“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan 15.15). Hoy es el día para establecer una relación más íntima con nuestro Señor. No desde la obligación o servicio hacia Él, sino desde una relación de amistad genuina. Jesús se revela de otra manera con sus íntimos, les declara sus alianzas, sus secretos.

Para la reflexión:

¿Estoy dando estima, valor y espacio prioritario a Dios en las decisiones de mi vida, en mis pensamientos y fundamentos?

¿Tengo tiempos íntimos con Dios valorando su amistad y presencia permanente?

Afirmación: “Decido cultivar una relación más estrecha con Dios cotidianamente, siendo más agradecido, valorando cada una de sus cualidades y su amor hacia mi vida”.