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Los dones del Fruto del Espíritu Santo

Para vivir la plenitud del Espíritu Santo, debemos experimentar Sus dones. Esa experiencia nos lleva a un proceso de transformación continua. La obra del Espíritu Santo en nuestro carácter y en nuestra vida es progresiva, y no siempre crecemos en los mismos frutos. Sin embargo, mientras más habite el Espíritu en nuestra vida, más frutos tendremos. Si pasamos menos tiempo con Dios y más tiempo con el mundo, nuestro espíritu se apagará. Es muy difícil dar frutos si nuestro corazón se llena con las cosas de este mundo o si nos rodeamos de amistades que no nos edifican. En cambio, seamos llenos del Espíritu Santo para sentir y pensar como Cristo.

¿Quieres alinear tus pensamientos con los pensamientos de Dios? ¿Por qué dones del fruto necesitas orar para que Dios los haga crecer en tu vida?

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