Nuevos días, antiguos demonios: Un estudio de ElíasSample

¿Cómo discernir la presencia de Dios? En esta escena de la vida de Elías, vemos la versión de Dios de una fiesta sorpresa. Para empezar, Elías cree que está completamente solo. Está en una cueva y cree que es el único cristiano verdadero que queda en la tierra. Si somos sinceros, todos nos hemos sentido así en algún momento. Ya sea en la escuela, en el trabajo o incluso en nuestra iglesia, puede parecer que todos los demás se han alejado y que somos el último verdadero creyente que queda. Si Elías tuvo algunos ataques de arrogancia y autocompasión, entonces todos los tendremos. Un pastor amigo mío llama a esto el “Complejo de Elías”. Algunas personas tienen complejo de inferioridad, otras tienen complejo de superioridad, y otras tienen complejo de Elías, pensando que sólo ellos son portadores de la verdadera fe en el mundo. Dios le habla a Elías del remanente, nombrando a “siete mil en Israel, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal, y toda boca que no lo ha besado”. En nuestros días, de hecho, hay una gran apostasía espiritual, impulsada por lo demoníaco. Sin embargo, todavía hay creyentes fieles, iglesias y maestros de la Biblia que no han doblado su rodilla en rendición a Baal. Esto debería alentar a los verdaderos creyentes a permanecer fieles a Dios, y a encontrarse unos a otros para alentarse mutuamente a medida que los días se oscurecen. Este tipo de amistad cristiana mutuamente alentadora es exactamente lo que Dios proporciona a Elías, con la llegada de Eliseo, que se convierte en un hijo espiritual muy parecido a Timoteo y Tito en relación con Pablo en el Nuevo Testamento. Cuando se conocieron, Elías estaba simplemente trabajando en un trabajo normal, arando un campo con la ayuda de bueyes. El nombre de Eliseo significa “Dios salva”, forma parte del remanente, ama al Señor y lleva una vida más bien tranquila y privada cuando todo cambia y este “hombre de Dios” es llamado para ayudar a Elías en su ministerio. Al igual que los discípulos que dejaron las redes de pescar para seguir a Jesús, Eliseo abandona literalmente el trabajo para empezar a caminar con Elías. Completamente entregado al Señor, mata inmediatamente los bueyes, que son la fuente de su riqueza, y organiza una suntuosa barbacoa para sus vecinos antes de emprender la aventura profética que Dios ha planeado para él. Eliseo pasaría los siguientes años entrenando, aprendiendo de Elías, hasta que el manto del liderazgo pasa a Eliseo cuando Elías es llevado al cielo. La vida de Eliseo está registrada en 2 Reyes 2-13, y Jesús lo menciona en Lucas 4:27. Por último, en esta escena de la vida de Elías, la forma en que Dios le habla es uno de los relatos más famosos de la increíble vida de Elías. La Palabra del Señor había llegado a Elías una vez más. Se nos dice repetidamente que la Palabra de Dios vino a Elías o a través de Elías, mostrando su total dependencia de la Palabra de Dios y nuestra necesidad de la misma. Aunque Elías conocía la Palabra de Dios y era un hombre de Dios maduro, todavía estaba aprendiendo a discernir la presencia de Dios. En el ejemplo de Elías, vemos nuestra gran necesidad de la Palabra de Dios y de la presencia de Dios. Vino algo como un huracán, pero Dios no estaba en él. En otras ocasiones, Dios estuvo en el viento, pero no esta vez. Dios se había revelado a Elías anteriormente en el “viento”, pero este encuentro con Dios sería algo nuevo. Entonces se produjo un terremoto, pero Dios no estaba en él. En otras ocasiones, Dios se reveló en el terremoto, pero no esta vez. Tal vez Dios se había revelado a Elías anteriormente si el suelo tembló cuando el fuego consumió la ofrenda en el Monte Carmelo, viniendo con tal fuerza como un rayo que incluso las piedras fueron completamente destruidas, o si el suelo tembló cuando fue golpeado por la “gran lluvia”, pero este encuentro con Dios sería diferente. A continuación, vino un fuego, pero Dios no estaba en él. En otras ocasiones, Dios se reveló en el fuego (Génesis 19:24; Éxodo 3:2-3, 13:22; Levítico 9:24-10:2; Deuteronomio 4:24; Hechos 2:3-4), pero no en esta ocasión. Dios se había revelado a Elías anteriormente en “el fuego del Señor”, pero este encuentro con Dios sería diferente. Por último, hubo “susurro de una brisa apacible”. Dios no vino esta vez de forma prominente, sino con humildad. No con fuerza, sino con dulzura. No a lo grande, sino a lo pequeño. Muchos años después, Dios vendría como el niño Jesucristo, que era humilde, gentil y pequeño. Dios tiene una manera de sorprendernos cuando revela Su presencia. Elías fue inmediatamente consciente de la presencia de Dios en el “susurro”, y “cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con su manto”. Quizá Dios sigue hablando, y pocos le escuchan. Estamos tan ocupados hablando y llenando nuestras vidas de tanto ruido y tonterías, en gran parte debido a la tecnología, que si Dios nos susurrara, no le oiremos. Reflexión: ¿Cuánto tiempo dedicas al silencio para despejar tu mente y escuchar a Dios? ¿Cuáles son algunos posibles malos hábitos que han obstaculizado esta búsqueda del silencio?