La Gran HistoriaSample

Desde los tiempos de Moisés hasta el momento en que David es coronado como Rey han pasado 300 años y durante ese tiempo Dios ha guiado a Su pueblo de la mano para cumplir con su llamado de ser luz. El caminar de Israel se pudiera resumir en un ciclo de obediencia, bendiciones, desobediencia, juicio, arrepentimiento, misericordia y redención. Dios no se daría por vencido con Su plan, no se rendiría a pesar de las dificultades o la resistencia de su pueblo para cumplir Sus propósitos. Su palabra es “sí y amén (así será)”. Después de varios años de ser ungido como el próximo rey, finalmente David toma el trono, conquista Jerusalén y trae de vuelta el arca a Sion. Dios los confirma por amor a Su pueblo (2 Sam 5:12). David, quien las Escrituras describen como “un hombre conforme al corazón de Dios”, un día decide compartir su corazón al profeta Natán acerca de sus planes acerca del tabernáculo (2 Sam7:1-2). Dios escucha las intenciones de David y le muestra Sus intenciones. David quería construirle una casa a Dios para honrarlo, pero Dios tenía planes que impactarían a sus generaciones, a Israel y a todas las naciones por la eternidad. Dios le promete a David que de sus descendientes vendría Aquel que reinaría para siempre. ¿Puedes imaginar esto? Para este momento de la historia Israel sabía que el descendiente de la mujer (Gen3:15) vendría de Abraham, de Isaac, de Jacob e incluso de Judá (Gen 49:8-10; de aquí el término el León de la tribu de Judá) pero ahora Dios mostraba mayor claridad en Sus propósitos, el Mesías (el Ungido) sería Ben-David (hijo de David). A partir de este momento generación tras generación la expectativa de la llegada del Mesías aumentaba, el pueblo clamaba por Su llegada “Hosanna al hijo de David”. Dios enviará al Rey prometido, de la dinastía davídica, quien traerá la bendición de Dios a Israel y las naciones del mundo.