Damas, los hombres las necesitamos

Hay pocas cosas tan estadísticamente poderosas como un hombre que ama a Jesús. Tal vez hayas leído los estudios sobre el impacto que tienen los hombres en sus familias. Dale a un niño un papá que hable de Dios todos los días y lo arrope todas las noches, y ese niño tendrá una clara ventaja económica, social y espiritual.

Tal vez por eso Débora, una de las mujeres más fuertes del Antiguo Testamento, una vez cantó: “Cuando los príncipes de Israel toman el mando, cuando el pueblo se ofrece voluntariamente, ¡bendito sea el Señor!” (Jueces 5:2). En las mediocres generaciones de los Jueces, Débora empujó a los “príncipes” de Israel a dar un paso adelante en la fe y guiar al pueblo hacia Dios.

Si eres esposo o padre, por favor recuerda este llamado único que Dios te ha dado. Hoy conducirás a las personas en tu vida hacia algo y hacia Alguien. ¡Aprovecha esta “oferta por tiempo limitado” que Dios te ha dado para hacer de ese Alguien el Salvador del mundo!

Y si eres mujer (casada, soltera, divorciada o viuda), únete al canto de Débora e incita a los hombres en tu vida a amar al Señor con todo su corazón y encontrar todo lo que su corazón necesita en su amor incondicional. Nosotros, los hombres, a menudo nos olvidamos de Dios en la búsqueda del éxito aquí y ahora. Necesitamos que oren por nosotros y nos empujen hacia adelante. Porque, como dice Débora, ¡un hombre de fe es motivo para alabar al Señor!