¡Tú Sígueme!Sample

Jesús comienza su ministerio llamando a sus discípulos. Entre ellos hay cuatro pescadores y un recaudador de impuestos. Los primeros eran trabajadores comunes; el último era contado entre los “publicanos y pecadores”. Leví, identificado con Mateo (Mt. 9:9), debió ser un oficial al servicio de Herodes Antipas, un rey judío, lacayo de Roma. Sería unportitor. Los portitores eran los que cobraban las contribuciones, normalmente con exacción; mientras los publicanos eran aquellos a quienes venían los tributos. Tanto publicanos como portitores tenían muy mala fama, dado que estaban al servicio de un imperio extranjero y cobraban impuestos e intereses a sus propios compatriotas, abusando frecuentemente de ellos para provecho personal.
El pueblo los odiaba, Jesús los llamó. Al pasar vio a Leví: ¿A quién vio cuando miró a Leví? ¿Vio a un pecador? ¿Vio a un extorsionador? ¿Vio a un posible agente de cambio social? No, vio ante todo a una persona. Muchos de sus contemporáneos habrán pensado: “Este pecador, que deshumaniza las relaciones y corrompe la justicia social, debe ser destruido”; Jesús, por el contrario, habrá pensado: “Leví debe ser liberado y humanizado”. Y le dijo: Sígueme.
Para sus contemporáneos era considerado un enemigo del pueblo, que tenía prohibida la entrada al templo y a la sinagoga. Pero Jesús, en un gesto de profundo amor y desafiante audacia, lo llamó, ofreciéndole un lugar en su reino. No le ofreció un lugar como publicano, sino como persona. Jesús rompe el esquema amigo-enemigo. Este esquema mundano es el causante de disputas, sectarismos y guerras que dividen y enfrentan a nuestras sociedades. En el grupo de discípulos de Jesús había tanto zelotes, revolucionarios anti-Roma; como recaudadores de impuestos, funcionarios pro-Roma.
Al comienzo de la vida cristiana está la gracia de Dios que nos llama, y durante toda la vida cristiana y hasta el final, la gracia de Dios es la fuente de todo bien. Jesús nos llama a todos y nos dice: Síganme. Está en nosotros responder a su llamado. Sin seguir el camino de Jesús es imposible conocer a Dios. Bien afirmaba el anabaptista Hans Denk: “Es imposible conocer a Dios sin seguir a Jesús en nuestra vida”.
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En medio de las distracciones y desafíos cotidianos, las palabras de Jesús siguen llamándonos con fuerza: “¡Tú Sígueme!”. Este plan de lectura sobre el Evangelio de Marcos te ayudará a fortalecer la decisión más importante de todas: la de seguir a Jesús dondequiera que vaya. Está tomado del libro “Sermones actuales sobre el discipulado cristiano” de Daniel Tomasini.
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