Vuelve a EmpezarSample
VUELVE A EMPEZAR A PESAR DE TU PASADO
De forma inevitable, mientras estemos en este mundo, el pecado nos herirá ocasionalmente. A veces, se nos cuela con sutileza; otras veces, nos deslizaremos conscientes de nuestros actos, víctimas de una humanidad caída y de una falta evidente de vigilancia sobre nuestro corazón. En cualquiera de los casos, Dios tiene provisión para que no nos quedemos varados en nuestro fracaso. Hay perdón para aquellos que, en compungida confesión, piden perdón para sus dislates. Dios se olvida de aquellos pecados que son sinceramente confesados y nos invita a dejarlos atrás, para poder enfocarnos en el ahora, en nuestra relación presente con él.
Esto es una verdad del tamaño de una montaña, pero hay que reconocer que, con frecuencia, solemos llevar a cuesta la culpa de pecados pasados. Como un caracol, arrastramos una casa a las espaldas que nos ralentiza y de la cual parece que no podemos deshacernos, solo que, a diferencia de este molusco gasterópodo, nosotros podemos elegir prescindir de semejante armazón. Bonhoeffer decía que “la culpa es un ídolo”. Si queremos tener un nuevo comienzo verdadero y pleno con Dios, tenemos que dejarla atrás.
Si estás en el pasado no puedes estar en el presente. No fuimos creados con capacidad para estar en dos sitios a la misma vez. La mujer de Lot miró atrás cuando el ángel le indicó que no lo hiciera, su desvarío le impidió la continuidad de su viaje. Se convirtió en estatua de sal y se perdió todo lo que podría haber vivido en Dios de haberle hecho caso.
Cargar con el pecado confesado es dudar de la eficacia de la fidelidad y misericordia de Dios, capaz de limpiar cualquier falta, por terrible que esta sea. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Vuelve a empezar ahora, en este mismo instante. Confiesa tus pecados, entrega a Cristo toda la culpa que te abruma. Sé libre de tu pasado, encuentra tu lugar en Dios, siendo obediente a su Palabra y doblegando tu vieja naturaleza a su perfecta voluntad.
Scripture
About this Plan
Todos fallamos. El yerro, el fracaso, el tropiezo que hiere nuestra alma y nuestra relación con Dios suele ser un huésped indeseable que aparece de repente. ¿Qué hacer? ¿Cómo reaccionar a partir de una situación como esta? La tendencia natural es a la parálisis, a la inacción. Sin embargo, Dios es un Dios de nuevos comienzos. Él nos invita a levantarnos y a intentarlo una vez más, en sus fuerzas.
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