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Confiando en Dios a Pesar del SufrimientoSample

Confiando en Dios a Pesar del  Sufrimiento

DAY 22 OF 27

[IMAGE CONTENT] Leer: Salmo 30 DEVOCIONAL: Salmo 30:11–12 Entonces convertiste mi lamento en danza; quitaste mi cilicio y me cubriste de alegría. Así que ahora mi corazón te cantará y no callará; Oh Señor mi Dios, siempre te daré gracias. La alabanza es un aspecto crucial de la práctica del lamento. El lamento es más que la expresión de nuestras más profundas heridas y necesidades a Dios; es una declaración de fe en el carácter y el poder de Dios y en Su capacidad y disposición para actuar en nuestro nombre. La alabanza es lo que distingue al lamento de la queja. La alabanza completa la práctica del lamento. Después de expresar nuestro dolor a Dios, declaramos Su santidad que no cambia, sin importar nuestras circunstancias. Esta semana estudiaremos cinco salmos de alabanza y los usaremos en nuestra práctica de lamento. Cuando declaramos nuestra alabanza a Dios, recordamos quién es Él, ayudándonos a mantenernos enfocadas en nuestro Salvador en lugar de nuestras circunstancias. El Salmo 30 fue escrito por el Rey David. David había experimentado muchas dificultades y dolores, y este salmo es un testimonio de la forma en que Dios lo restauró y lo liberó. Este salmo fue escrito para ser usado en la dedicación del templo en Jerusalén. Sin embargo, David murió antes de que se construyera el templo. Escribió esta canción esperando que Dios hiciera lo que dijo que haría: permitir que el hijo de David construyera un templo en Jerusalén. Podemos aprender mucho de la estructura del salmo de David a medida que formamos nuestra propia alabanza. David comienza con alabanza, agradeciendo a Dios por la liberación de sus enemigos. Alaba a Dios por rescatarlo, perdonarlo y tener misericordia de él. David reconoce su pecado, su experiencia de la ira de Dios por su pecado y la misericordia inmerecida que Dios le mostró, que era más de lo que merecía. Alaba a Dios por su liberación continua, su presencia constante y su carácter perfecto. Hoy, toma tiempo para orar el Salmo 30 en voz alta a Dios. Completa con tus propias experiencias si puedes, o simplemente repite las palabras de David. Cuando David escribió este salmo, no había visto el cumplimiento de la promesa de Dios de construir un templo, pero confiaba en que Dios cumpliría Su promesa. En temporadas de dolor, podemos estar seguras de que nuestro Dios es quien dice ser. Él es el Dios que cumple las promesas, el Dios de la misericordia, que convierte el lamento en danza, que nos quita el cilicio y nos viste de alegría. Que siempre le demos gracias.
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