La Importancia de la OraciónSample

Semana 4 - Día 4

Como fuego Consumidor

Lectura: 1 Reyes 18:20–39

DEVOCIONAL: 1 Reyes 18:38–39

"Entonces cayó fuego del Señor y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y hasta lamió el agua que estaba en la zanja. Al ver esto, todos se postraron y dijeron: —¡El Señor es Dios, el Señor es Dios!"

Cuando el pueblo de Dios se apartó de Él, Dios usó a Su profeta Elías para ayudar a restaurar al pueblo. Los israelitas habían comenzado a adorar a un dios falso, uno que decían que era verdadero. Cuando Elías confrontó a los profetas de Baal, desafiándolos a descubrir el dios de quién era el real, el pueblo de Israel salió a mirar. Cuando los profetas de Baal no pudieron hacer que su dios respondiera, Dios mostró Su poder. Elías permaneció convencido del poder de Dios, y Dios se manifestó a través de un gran milagro.

A través de este milagro, todo el pueblo de Israel reconoció y recordó quién era su Dios. Recordaron que eran Su pueblo y lo adoraron. La gente se había vuelto complaciente, permitiendo que los dioses falsos de las personas que los rodeaban influyeran en su fe. Se apartaron de Dios y fue necesario un milagro para llamar su atención.

Si bien Dios todavía obra a través de milagros hoy, no debemos depender de los milagros para probar que nuestro Dios es real y que se preocupa por nosotras. Hemos visto Sus milagros en el pasado, en la creación, en nuestras propias vidas. No podemos permitir que una actitud casual se cuele en nuestra relación con Dios. Cuando dejamos que el mundo influya en nuestra fe, podemos olvidar fácilmente Su santidad, poder y soberanía.

Cada oración que Dios responde es milagrosa, porque es nada menos que un milagro que el Dios del universo se agache para responder a nuestras necesidades, sin importar cuán grandes nos parezcan. Él todavía está obrando milagros para nosotras todos los días. Que podamos creerle ya sea que experimentemos Su obra milagrosa a lo grande o la fidelidad diaria.

Oración

Dios Padre, Tú eres el Dios que hizo que el universo existiera. Señor, perdóname cuando te hago pequeño en mi vida, cuando te pongo en una caja o cuando intento predecir Tus caminos y Tus pensamientos. Recuérdame, Señor, que los cielos declaran Tu poder y Tu obra. Señor, que siempre seas elevado y encumbrado en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.