La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022Sample

Tienes la energía de Dios
El mundo se está quedando sin energía, se acaba el petróleo, el carbón, el gas y todo lo demás. ¿Cómo podemos garantizar suministros de energía suficientes para mantener la vida? ¿Dónde encontraremos esta energía? Estamos buscando ansiosamente el *poder* «*de lo alto*», tratando de aprovechar el poder casi ilimitado del sol. Todos nos enfrentamos al mismo problema que el del medioambiente físico, pero a nivel espiritual. Tenemos ante nosotros una elección: ¿Buscamos la energía que necesitamos en nosotros mismos y en los recursos de nuestra inteligencia y nuestro espíritu emprendedor?, ¿o la buscamos «*de lo alto*», desde el Cristo resucitado, el Sol de la Justicia? En los pasajes de hoy vemos algo acerca de la magnitud de la energía, poder y fuerza de Dios. Mientras que en un nivel físico luchamos para aprovechar incluso una fracción del poder del sol, Dios te ha dado acceso completo a Su *energía ilimitada* a través de la resurrección de Jesús y el don del Espíritu Santo.Salmos 68:28-35
1. ¿De dónde viene?
La energía, el poder y la fuerza vienen de Dios. Este salmo termina con una nota de confianza cuando David proclama que «el Dios de Israel da poder y fortaleza a su pueblo. ¡Alabado sea Dios!» (v.35). Sorprendentemente, Dios promete darle su poder y su fuerza.
David ora: «Despliega tu poder, oh Dios; haz gala, oh Dios, de tu poder, que has manifestado a favor nuestro» (v.28). En contraste, David es desdeñoso frente a cualquier intento de buscar el poder en otra parte. Habla del poder mundano de un régimen malvado: «Haz que, humillada, te lleve barras de plata; dispersa a las naciones belicosas» (v.30). Sin embargo, él sabe que en última instancia tal poder «se someterá a Dios» (v.31). David sabe por su propia experiencia que el poder de Dios es más que suficiente para todas sus necesidades.
Gracias Señor, porque le das «poder y fuerza» a Tu pueblo. Lléname hoy con Tu energía, poder y fuerza.
Juan 19:28-20:9
2. ¿A qué se parece?
Dios te da la misma energía, fuerza y poder que usó para levantar a Jesús de entre los muertos.
Recuerdo una ocasión en la que estaba hablando en un encuentro para líderes de la iglesia. Había estado hablando durante varias horas cada día y me sentía completamente exhausto y agotado. Durante una pausa, sucedió que abrí la traducción de la Biblia de The Message en Efesios 1:19-20: «El derroche de prodigalidad absoluta de su obra en nosotros, quienes confiamos en él: ¡energía sin límites, fuerza ilimitada! Toda esta energía emana de Cristo: Dios lo resucitó de la muerte». Me sentí re-energizado desde lo alto.
En este pasaje, Juan enfatiza que Jesús verdaderamente murió. Cuando él «había terminado» (Juan 19:28a) el trabajo que se le encomendó, cumpliendo así la Escritura (v.28b), clamó: «Todo se ha cumplido. Luego inclinó la cabeza y entregó [en griego, paradoken] el espíritu» (v.30).
Su último acto es dar el don del Espíritu. Él exhala su Espíritu, como más tarde él soplará sobre sus discípulos dándoles también su Espíritu.
La muerte por crucifixión podría acelerarse rompiéndole las piernas al reo. En el caso de Jesús, esto no fue necesario, pues ya estaba muerto (v.33), «Sino que, uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante le brotó sangre y agua» (v.34). Al morir, el coágulo y el suero de la sangre se separan, pareciendo sangre y agua. Juan da una buena prueba médica que aclara que Jesús estaba verdaderamente muerto.
Puede ser que ya en aquella época hubiese gente que argumentara que Jesús no murió realmente, sino que solo pareció estar muerto. Esta visión llegó a ser conocida como el docetismo. Mahoma fue influido por las opiniones docéticas. El Corán dice, «siendo así que no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció así» (Sura 4:157).
Juan enfatiza que Jesús murió realmente y aporta pruebas fisiológicas. También muestra que la muerte de Jesús fue de conformidad con la voluntad de Dios revelada en Su palabra: «Estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: “No le quebrarán ningún hueso”, y como dice otra Escritura: “Mirarán al que han traspasado”» (Juan 19:36-37).
En la sangre y el agua que fluyen del costado de Jesús, vemos un símbolo de esperanza. El agua simboliza el Espíritu. El agua que fluye del corazón de Jesús nos sanará, nos limpiará y nos energizará a todos.
El cuerpo de Jesús estaba envuelto en lienzos y 75 libras (34 kilos) de especias. Si alguien hubiera robado el cuerpo, seguramente se habría llevado todo. Ningún ladrón habría dejado los únicos elementos de valor. Jesús ciertamente no podría haberse quitado los lienzos por sí mismo (humanamente hablando). Sin embargo, los discípulos encontraron «los lienzos de lino allí, pero el lienzo que había cubierto la cabeza de Jesús estaba doblado y colocado aparte de las otras tiras» (vv.6-7, NTV).
William Temple, ex arzobispo de Canterbury, señaló que el lenguaje utilizado es extraordinariamente vívido, tanto que «ninguna inventiva podría concebirlo jamás ni la más creativa de las imaginaciones sería capaz de fabricarlo».
Con aquellas pruebas, no es de extrañar que cuando los discípulos vieron, creyeron (20:8). En aquel punto nadie había visto todavía al Jesús resucitado. Sin embargo, la prueba del estado de la tumba y la ausencia del cuerpo de Jesús fueron suficientes para convencerlos de la resurrección.
Ellos habían creído que Jesús era el Mesías antes. Pero esto era diferente. Ellos «vieron y creyeron» que el poder y la energía de Dios habían resucitado a Jesús de entre los muertos. Jesús estaba vivo otra vez. Era un sol inesperado, el invierno había terminado, la primavera había llegado.
Cuando el Nuevo Testamento habla del amor de Dios, todo se centra en la cruz. Cuando el Nuevo Testamento habla de la energía, el poder y la fuerza de Dios, el centro es la resurrección (Efesios 1:19-20). Pensamos, con razón, que el poder le pertenece a Dios. Sin embargo, olvidamos tan fácilmente que el poder de Dios es también de «nosotros los creyentes» (v.19, DHH).
El mismo poder y la misma energía que resucitó a Jesucristo de entre los muertos, vive ahora en ti.
Señor, gracias por tu extraordinario amor, porque estabas dispuesto a morir por mí. Gracias por tu resurrección, y porque ese mismo poder ahora vive en mí. Te ruego que me llenes hoy de esa energía.
1 Samuel 29:1-31:13
3. ¿Cómo la recibimos?
¿Alguna vez te has sentido agotado, en un punto bajo, sin saber cómo vas a ser capaz de asumir todos los problemas que enfrentas?
Aquellos fueron tiempos terribles para el pueblo de Dios. David había alcanzado un punto bajo en su vida, tanto, que estaba cerca de luchar con los filisteos en contra de Israel. Pero entonces, hasta los filisteos decidieron que no lo querían.
Él regresa y encuentra que los amalecitas habían capturado las esposas, los hijos y las hijas de sus hombres. El resultado es una explosiva mezcla de dolor e ira. Toda la compañía estaba angustiada por lo que había sucedido y los seguidores de David lo culparon amenazándolo con apedrearlo (vv.4-6).
Pero en medio de todos sus problemas, David «cobró ánimo y puso su confianza en el Señor su Dios» (v.6b, MSG). Este fue un momento decisivo en la vida de David. Aquellos que, como David, se han dirigido a Dios en su más profunda angustia, se han llenado de asombro repetidamente ante la rapidez con la que Él ha podido cambiar su suerte.
Cuando los hombres regresaban de la batalla, algunos de sus hombres no querían compartir el botín con los que estaban demasiado exhaustos para luchar (vv.21-22). Pero David fue lo suficientemente sabio para ver que todos tenían un papel que desempeñar en la obra de Dios y respondió: «No hagan eso, mis hermanos […]. Del botín participan tanto los que se quedan cuidando el bagaje como los que van a la batalla» (vv.23-24). Aquellos que hacen el trabajo menos vistoso son tan importantes como aquellos que salen en los titulares de los periódicos.
Al leer cómo mueren Saúl y sus hijos, queda claro en qué mundo brutal vivieron. Saúl se quita la vida para evitar que abusaran de él como lo hicieron con Sansón. Tuvo que significar mucho para David enfrentar tales peligros y barbarie para fortalecerse con «confianza en el Señor su Dios».
Sigue el ejemplo de David: pasa tiempo con Dios fortaleciéndote, siendo re-energizado y confiando en Él sinceramente, creyendo que Él está en ti por Su Espíritu y creyendo que puedes hacer todo lo que necesitas hacer a través de Él.
Señor, gracias, porque ya sea que estemos en nuestro punto más bajo o nos enfrentemos a grandes pruebas y desafíos, o simplemente afrontemos las luchas ordinarias de la vida, todos podemos encontrar fuerza y energía en el Señor nuestro Dios.
Pippa Adds
Juan 19:39
Es tan bueno ver a Nicodemo de nuevo y la continuación su historia. Su conversación original con Jesús en Juan 3 tuvo que tener un impacto enorme en él. Podría haber sido una conversación de una sola vez, pero aquí lo vemos recogiendo el cuerpo de Jesús, después de haber comprado, con gran costo, 75 libras (34 kilos) de mirra y áloes. Nunca sabes el impacto que puede tener una conversación con alguien.
References
Nueva Versión Inernacional (NVI) Copyright © 1999 by Biblica, IncAbout this Plan

¿Abrumado por la idea de leer la Biblia? Dedique un tiempo cada día a escuchar a Nicky y Pippa Gumbel mientras le explican toda la Biblia en 365 días. Cada día, se explora un tema diferente a través de una selección de escrituras tomadas del libro de Salmos o Proverbios, así como del Nuevo y Antiguo Testamento. Nicky y Pippa brindan comentarios sobre estos extractos para brindar información y aplicación práctica.
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