Perfecta Paz Sample

Cuando Dios adiestra nuestro corazón a honrarle en la quietud, somos introducidos en una nueva ruta hacia un nuevo nivel de fortaleza, madurez y mayor conocimiento. Quietud es sinónimo de calma y de espera. ¿Qué tal si hacemos juntos un análisis de esta progresión que encontramos en las escrituras, que ha sido muy interesante para mi notarla? Esta en Isaías 40:30-31 (RVR) 30 Los muchachos (נַעַר na`ar ) se fatigan y se cansan, los jóvenes ( בָּחוּר bachwur) flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová (קָוָה qavah) tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. La primera palabra usada es “los muchachos” ( na`ar) , en el contexto original se refiere a jóvenes menores de 20 años, dice el verso que estos, se fatigan y se cansan. Luego le siguen los “jóvenes” (bachwur) el contexto indica que éstos son mayores de 20 años, pero en la flor de la vida. Sin embargo, a pesar de la vitalidad, tal como "los muchachos", se señala que estos flaquean y caen. Es decir, en medio del camino esforzado, por más vigor y agilidad física que poseían, tanto los de 20 como los mayores de 20, ninguno podía sostenerse firme. Había algo que no habían desarrollado en medio del movimiento constante. Luego en el versículo 31 dice: “Pero los que esperan” (qavah). Esta frase no hace énfasis a edad, ni  fortaleza física, más bien sugiere una capacidad distintiva, ligada al carácter. Esta palabra “esperan” en el contexto tiene diferentes significados, uno de ellos es “esperar a que se junten todas las cosas necesarias para lograr mayor robustez, vigor y, por ende, un mejor cimiento”. Es decir, cuando sabemos esperar, estamos en una mejor posición para ser fortalecidos. Este principio no tiene nada que ver con la edad en la que podemos aprenderlo, más bien, es un asunto de disposición personal el abrir nuestro corazón para comprender esta realidad. Es esperando cuando aprendemos a hacer uso efectivo de nuestras fuerzas, evitando desgastes innecesarios. Los que esperan “a Jehová”, confían, saben entender y apegarse a sus instrucciones, son entrenados en la paciencia, la fe y el dominio propio. Se convierten en ejecutores estratégicos que los hace ser, los únicos, capaces de levantar alas, remontarse alto,  correr sin cansarse y  caminar sin fatigarse. Esta es una nueva dimensión en la que podemos experimentar cómo ser renovados desde la paciencia y la obediencia. Recordemos esto, en medio de los tiempos de espera, no estamos desperdiciando nuestra fuerza, al contrario, estamos siendo entrenados para usarla con sabiduría