Aprendiendo a vivir sin afánSample

Por nada estéis afanosos (que ninguna circunstancia os agobie). Filipenses 4:6.
“No os afanéis por vuestra vida…”. Mateo 6:25.
En estos dos pasajes, la exhortación es la misma: deja de preocuparte. La palabra de Dios nos amonesta a no dar cabida a la ansiedad y el afán por la vida.
La palabra afanéis (6:25) viene de la palabra griega merinnao, de merizo, que significa dividir en partes. Esta palabra connota distracción, una preocupación por cosas que producen ansiedad, tensión y presión. Esta palabra bien describe a una persona que tiene la mente dividida. Significa ser atraído o estirado en diferentes direcciones. Independientemente de lo que pueda estar haciendo, una parte de su mente no está enfocada en lo que está haciendo, porque está distraída o preocupada en otro asunto.
La preocupación le quita a nuestra mente su capacidad de concentración y enfoque, lo cual nos hace inefectivos. Cuando nos preocupamos, dividimos nuestra mente entre diferentes tipos de intereses, lo cual nos desenfoca y, muchas veces, nos paraliza. La persona preocupada y afanada deja de ser efectiva y productiva. La preocupación termina siendo contraproducente.
Este principio es utilizado por los domadores de leones cuando utilizan una silla de madera para someter a un león. La silla no tiene la capacidad para contener al león, pero el león cuando ve la silla de cuatro patas no sabe qué pata lo puede atacar, y él se queda paralizado, dividido ante la posibilidad de lo que pueda hacer cualquiera de las patas.
El preocuparse excesivamente y afanarse no va a arreglar nuestros problemas, ni va a resolver o suplir nuestras necesidades. Por el contrario, los va a agravar, en el sentido de que nos va a anular/neutralizar en nuestra capacidad para poder resolverlos. El tiempo en que nos afanamos es un tiempo inútil e improductivo. Jesús utilizó una metáfora para definir esta realidad: “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” (Mateo 6:27).
Cuando estamos afanados, perdemos enfoque y divagamos, nos agotamos, malgastamos nuestro tiempo y recursos, tendemos a diferir las decisiones, nos desmotivamos. La preocupación es un desperdicio. La preocupación, el afán, nos roba la paz y el gozo.
About this Plan

Afán, estrés, ansiedad. ¿Qué le sugieren estas palabras? La persona afanada tiene la mente dividida, como estirada desde diferentes direcciones. Ahora, el afanarse no va a arreglar sus problemas, ni va a resolver o suplir sus necesidades. Por el contrario, los va a agravar, en el sentido de que le va a anular y neutralizar en su capacidad de resolverlos. Lo que necesitamos es descansar de nuestras incertidumbres en Dios.
More
Related Plans

After the Cross

Permission Granted

Pray for Japan

Bible Starter Kit

From Seed to Success: A 14-Day Journey of Faith, Growth & Fruit

1 + 2 Peter | Reading Plan + Study Questions

1 + 2 Thessalonians | Reading Plan + Study Questions

A Child's Guide To: Being Followers of Jesus

Thrive: Discovering Joy in the Trenches of Military Life
