7 días para renovar tus fuerzas.Sample

## ¿Cómo está tu ánimo? En muchas ocasiones he tenido ganas de abandonar. En esos momentos, el desánimo me invadía y me preguntaba: ¿Para qué seguirte, Señor? ¿Para qué servirte? Hoy quiero compartir contigo un pasaje de la Biblia que me alienta mucho: «Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará» (Salmo 1:1-3). ¿Sabías que en la Palabra de Dios podemos encontrar numerosos ejemplos de hombres y mujeres de Dios que sintieron también este deseo de abandonar su misión y tirarlo todo por la borda? Un ejemplo de ello es Elías, el gran profeta de Dios. Después de haber sido amenazado por la perversa Jezabel, se escondió en una cueva y deseó morir (mira 1 Reyes 19:2-8). El secreto en medio de estas situaciones es no parar, sino perseverar, seguir adelante cueste lo que cueste. El ángel de Dios «forzó» a Elías a comer, y con la fuerza que recibió de esta comida divina se puso de nuevo en marcha. ¡Y qué marcha! 40 días y 40 noches para regresar de la montaña de Dios en la que se encontraba. «Inténtalo hasta conseguirlo» , dijo alguien. Sí, querido/a amigo/a, creo que estás a punto de alcanzar esa bendición, esa gracia de Dios que estás buscando. ¡No te detengas! Y sobre todo, no en camino de pecadores. Detenerse en el camino de los pecadores conduce a la tristeza, y te haría sentir totalmente infeliz. Aunque el camino te parezca estrecho, ¡sigue caminando! Tarde o temprano te cruzarás con la bendición. Permíteme orar por ti: Señor, te entrego a mi querido/a amigo/a. Te pido que le/la levantes, le des fuerzas nuevas y una esperanza renovada. Que tu alegría sea su fuerza, y que pueda perseverar contigo, en tu plan y en tus caminos. En el nombre de Jesús. ¡Amén!» Gracias por existir, Éric Célérier