¿Qué hago con mi ansiedad?Sample

 Día 4: En los brazos del Padre

Si llegaste hasta aquí y estás atravesando un momento de mucha ansiedad en tu vida, hoy es el día para abrirle la puerta de tu corazón a Dios y permitirle entrar. Él te dará paz, pondrá todo en orden y se encargará de tus necesidades. En los brazos del Padre no hay ansiedad, porque Él lo llena todo. Su voz calma la tormenta y aquieta las aguas. Entrégale a Él tu ansiedad: no sólo puede llevársela, sino que está deseoso de poder ayudarte.

Es hermoso tener la seguridad de que Dios cumple sus promesas y sale como garante de cada una de ellas. Él te dice: 

«Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas».

No estamos solos, tenemos un Padre bueno que sabe, de antemano, lo que necesitamos. Él va a proveer todas y cada una de tus necesidades. Digámosle adiós a la ansiedad, soltemos los temores y abracemos la fe.

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