Persiguiendo La VerdadSample

Él puede proveer
Marcos 8:1-9
Recuerdo las llamadas telefónicas de uno de mis hijos adolescentes, en que a menudo me decía que había invitado a «algunos amigos» a casa. Al principio, esta noticia me provocaba pánico, y pensaba: ¡¿Qué les voy a dar de comer a esos niños?! Me apresuraba a comprar comida, llegaba a casa, luego corría por la cocina preparándome para alimentar todas las bocas hambrientas que llegarían. Pero, con el tiempo aprendí a planificar con anticipación.
Jesús también se sintió responsable de alimentar a una multitud que había venido a verlo. Dijo: «Tengo compasión de la multitud, porque han estado conmigo ahora tres días y no tienen nada que comer. Y si los envió hambrientos a sus casas, se desmayarán en el camino. Y algunos de ellos han venido de lejos» (Marcos 8:2,3). Jesús no entró en pánico por tener que alimentar a tanta gente.
Alimentar a una multitud no es fácil, incluso para un cocinero experimentado. Los discípulos se desconcertaron, y preguntaron: «¿Cómo se podrá alimentar a esta gente con pan en este lugar tan desolado?» (versículo 4). Me imagino que no había cerca supermercados, panaderías, o restaurantes de comida rápida.
El resto de esta historia se encuentra en la lectura de esta semana, vemos cómo Jesús tomó siete panes y los partió, y llenó muchas cestas para alimentar a las multitudes. A menudo me he preguntado cómo hubiera sido estar en ese momento, viendo como se llenaban las cestas de lo que provenía de los panes y los peces. ¿Cuándo se dieron cuenta los discípulos de que estaban ante un milagro?
Si el Hijo de Dios puede proveer fácilmente para las necesidades de una gran multitud, ¿no podrá también proveer para nuestras necesidades? Al escuchar sus enseñanzas, confiemos en Él y busquemos su rostro; ÉI ofrece respuestas para cada necesidad que tenemos.