Ir Hacer Decir Dar: La Libertad de Rendirse a JesúsSample

Iré a donde Tú quieras que vaya

A nadie le gusta estancarse. Hablamos de estar estancados en la rutina, o estancarnos emocionalmente como cosas malas. Estar estancado significa que no hay movimiento o crecimiento. Lo mismo es verdad espiritualmente. Afrontémoslo: todos nos sentimos estancados en nuestro viaje espiritual de vez en cuando. La buena noticia es que Jesús está en el proceso de llevarnos a un lugar; seguirlo es con la intención de ir a donde Él quiere que estemos, y nos cuidará de quedarnos estancados si es que lo escuchamos.

Esto es lo que Abraham hizo en Génesis 12. Estancado en su ciudad natal, Dios manda a Abraham a ir en un viaje increíble, dejando su país y familia para ir a un lugar que Dios le mostraría. El resultado de la fe de Abraham sería una nueva nación que honraría a Dios y resultó en traer al Mesías para la salvación de la humanidad.

Hebreos 11:8 nos dice que Abraham obedeció a Dios y “salió, sin saber a donde iba”. Nos dejó un ejemplo de que ir a donde Dios quiere que vayamos es, fundamentalmente, una pregunta de fe -depender del bondadoso y soberano plan de Dios para nuestras vidas. Cuando se requiere fe, hay riesgo y en ocasiones miedo, porque no sabemos todo lo que esto implica. Elegir ir es elegir enfrentar esos miedos.

Con su misión terrenal cumplida, Jesús dio este mandamiento a sus discípulos: “Id, y hacer discípulos a todas las naciones…” (Mateo 28:19). En su oración en Juan 17, le dice al Padre, “Como Tú me enviaste al mundo, así Yo los he enviado al mundo”. Ir a donde Jesús quiere que vayamos inevitablemente resultará en hacer discípulos, es decir, otros seguidores de Jesús. Desafortunadamente, muchos han interpretado el mandamiento de Jesús de “hacer discípulos” como un talento especial, o la descripción de una carrera profesional en el ministerio. Pero hay muchos caminos para estar involucrados en hacer discípulos.

Es una acción para todo seguidor de Jesús, al igual que la hospitalidad o la oración intercesora. Mientras le das al Espíritu el control de tu vida, dile a Jesús que irás a donde Él quiera que vayas en tu viaje espiritual, incluyendo hacer discípulos. Deja que te guíe hacia las personas y el cómo vivir eso cada día.

¿Irás a donde Dios quiere que vayas?

Pregúntale a quién podrías guiar el día de hoy a ser un compañero seguidor de Jesús.